Y… es que el enredarse entre las líneas telefónicas para poder escuchar tu voz me llena de encantos y desencantos.
Imagino como si volara entre pinos, eucaliptos, fresnos, entre helechos, rosales, geranios, hiedras, que llenan mi olfato.
Sobre altos edificios, casas, terrenos baldíos.
Hileras interminables de autos que corren en sentidos encontrados.
Gamas de luces que enmarcan como corona la magnitud de la ciudad.
Y…es que sólo, sólo puedo llamarte por las noches.
Cuando el sol se pone y los cantos de los pájaros ya no se escuchan.
Y…surge el encanto de enredarse entre las líneas telefónicas, y tener para mí, sólo para mí, tu dulce y profunda voz.
Para…imaginarte.
Recorrer con la memoria, el color de tus ojos, el contorno de tus labios.
Imaginar los besos que nos damos.
Sentir como es mía/tuya ésta humedad de tus/mis escondidos rincones.
Que tú/yo conocemos.
Que tú/yo sabemos acariciar.
Que a ti/mí sólo nos pertenecen.
Escrito por: Rebeca Harfuch