El enamoramiento es un estado emocional que llega a nuestras vidas cuando menos lo esperamos y trastoca todos los aspectos de nuestra personalidad. Es un proceso de “locura transitoria”, como lo han definido muchos autores, en el cual nos sentimos fascinados por el otro y sólo queremos estar a su lado.
Cada persona percibe los síntomas de este estado sentimental de manera distinta, según su carácter y sus circunstancias personales, pero sí existen una serie de signos que pueden ayudarte a descubrir si lo que sientes es realmente amor.
A grandes rasgos, el enamoramiento puede traducirse en los siguientes sentimientos:
- Admiración e idealización de la otra persona: sólo vemos los aspectos positivos del otro, e incluso sus defectos nos parecen encantadores.
- Se convierte en el centro de nuestra vida: muchas veces damos de lado a nuestra familia y amigos para centrarnos únicamente en la relación amorosa.
- Cambia nuestro carácter: nos sentimos alegres y optimistas y no solemos comportarnos con agresividad ni malhumor, excepto en ocasiones puntuales y nunca con nuestra pareja.
- Queremos estar siempre a su lado: no concebimos la ruptura de ninguna de las maneras. Damos por hecho que se trata de una relación para toda la vida y no nos podemos imaginar ni por asomo con otra persona.
La verdadera responsable del intenso proceso del enamoramiento es la combinación de una serie de sustancias químicas como la feniletilamina, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas. Cuando nos enamoramos, el cerebro se inunda con esta sustancia y éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable del deseo y el placer) y oxitocina (relacionada con el deseo sexual). Gracias a estos compuestos podemos sentir la “chispa” que nos lleva a este estado sentimental tan maravilloso. Pero no debemos olvidar que el enamoramiento es una etapa pasajera que, si la relación fluye, acaba convirtiéndose en un estado de amor y cariño que puede durar para siempre.
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