Todos sabemos que cada acción genera una reacción en la misma magnitud y en sentido inverso, es la famosa ley de causa y efecto (o “cosecharás tu siembra”).
Por lo general nuestras vidas se centran en los efectos, estamos pendientes solo de los efectos que se puedan presentar en nuestro entorno y nos olvidamos que somos la causa que los generó.
En cambio, cuando adoptamos un estilo de vida que podríamos llamar “causal”, constantemente estamos conectados con la energía de la creación, dejando de pensar en los posibles resultados y concentrándonos en las acciones necesarias de acuerdo con nuestro más grande ideal.
Ello se logra a través de la imaginación, creando nuevos hábitos de pensamiento. Si diariamente imaginamos nuestro mayor ideal de vida y no permitimos pensamientos que nieguen esa gran verdad, automáticamente nos estamos convirtiendo en la causa de ese maravillosos efecto que tanto anhelamos.
Una vida que se vive en función de la causa está llena de logros, alegría y felicidad; una vida que se vive en función del efecto es una vida llena de expectativas y de carencias. ¡Conviértete en el creador consciente de tu causa, y deja de ser el soñador inconsciente del efecto!
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