Tú, brillo del amanecer,
dueño de mis sentimientos,
que improvisas caricias
dibujando paisajes sobre mi cuerpo.
Tú, quien vive en mi mente,
robas mis sueños en el tiempo,
que aún sin mirarme me desnudas,
Que aún sin tocarme me inquietas…y…¡Tiemblo!
Tú, ternura y caricia misteriosa que hace enloquecerme…
Tú, al que prefiero recordar mío,
que navegue junto a mi y sin prisa,
al que no puedo negarle mis celos
imaginando que otra me roba su risa.
Tú, quien me embruja,
que de tenerte siempre tengo antojos,
solo un te amo y ya el cuerpo me domina.
¿Cómo olvidar cada pedazo de piel?
¿Cómo olvidar la pureza en sus ojos?…
Tú, rico sabor de labios
quien entregó el corazón en cada beso eterno,
quien revivió mariposas rozando sus manos con las mías.
Tú, pecado abrumador que quema, mata, apasiona…
Pecado que gime, que grita: ¡Silencio!
Tú, canto de la brisa.
Tú, a quien quiero arrancarle del alma todo lamento…
Tú, mi pasión, mi razón, mi aliento...