Un cuadro de tristeza

-¿Querés que te cuente una historia?

-¡Dále!

-Un día una mujer cayó en un impresionante cuadro de tristeza.
Cayó sin paracaídas y sin red.
Cayó veloz, en picada. Tan veloz que asustó a los demonios que venían a revolotear la tierra en la noche y a los ángeles ociosos que se dejaban llevar por las brisas de Abril. Aquellos espíritus se restregaban los ojos para tratar de ver mejor ese bólido de velocidad indefinida que peligrosamente pasaba cerca de ellos.
Ella estaba triste, tan triste dentro de ese "cuadro" que todos los floreros estaban vacíos, el sol olvidó su color natural y comenzó a despertar a las doce del mediodía en tonos verde-azulados.
Las nubes lloraban más de la cuenta y los vientos dejaban de realizar su trabajo. Los pájaros se reunieron y luego de un extenso debate coincidieron en iniciar una huelga de canto hasta nuevo aviso. La luna hizo paro en cuarto menguante y el cielo apagó cada una de sus estrellas.
Aquella mujer estaba tan triste que, las rosas dejaron de dar espinas y se marchitaban a su paso. Estaba tan, pero tan triste que el Intendente ordenó cercar las plazas y pintar de grises todos los jardines de infantes y escuelas donde concurrían los niños. Más tarde, una ordenanza prohibía el pelotero, jugar a las escondidas, la calesita, las hamacas y el tobogán, además no se podían festejar los cumpleaños...
Cuando una mujer cae en un "cuadro" de tristeza anda así, como ella...

-¿En serio?

-Sí...es algo muy jodido. Cuando una mujer anda así, se viste de hoja seca y anda mirando pétalos caídos.
Abandona los floreros.
Estira las sábanas sin deshacer la cama.
Se queda mucho rato mirando lo mismo sin mirar.
Desatiende los relojes y sobre todo desatiende todo lo que es rojo ó amarillo.
Le pesa el cuerpo al querer levantarse y es común que al sentirse tan sola, llore por las noches cuando ella cree que nadie la ve ni escucha. Cuando la alegría busca su lugar, una mujer triste tiene los poritos del cuerpo tapados, entonces la felicidad rebota contra la piel y se va a otro lado donde sí es bienvenida. Cuando una mujer está triste, llama inconscientemente a los antiguos fantasmas que la ayudan a lavar sus ojos a cada momento. Pero ella sabía que de un cuadro así es difícil salir y mucho más difícil cuando el marco está tan bien clavado y tiene el barniz de tantos años...
Visto de lejos (o de más ó menos lejos), ese cuadro dejaba ver a una mujer que muy bien podría confundirse con cualquier cosa deshojada o con un limonero que se olvidó de cómo era hacer limones.
Si uno se acercaba un poco, podía ver una mujer en tonos marrón y sepia deshaciéndose en sequedades.
Para salir de un cuadro de tristeza así hace falta urgentemente regarse un poco las raíces con agua de lluvia del futuro, o con agua de las canillas del presente si no hay más remedio, o en el mejor de los casos, con algunas gotas de amor sincero aunque eso es muy difícil de conseguir; siempre suponemos que están del otro lado del mundo y e muy difícil llegar allí, además según me contaron; están en extinción...
Para huir de esa tristeza, hace falta dejar de mirar lo mismo o mirar lo mismo pero viendo los cambios, las transformaciones, el crecimiento.
Hace falta destender la cama y toda la casa y toda la vida aunque por un tiempo tenga que andar destendida. Abrir las ventanas de par en par para que entre algo de humedad. Abrir la lata y desechar todo lo que hicimos y nos hace mal. Tirar todo aquello que nos traiga a la mente dolor. Hace falta tal vez, hacer los consabidos balances de vida aunque el calendario no marque 31 de Diciembre.
Ella sabía todo eso.
Lo que no sabía era que un día, es decir hoy, es decir ahora, sería ella la que se vería triste y todo lo triste que fue en su vida. Porque tristeza también es ser feliz y no darse permiso para compartir la alegría por temor a que no valoren ese sentimiento...
Una mañana frente al espejo se vio tan marrón, tan ajada, tan mustia, que huyó de el velozmente. En la noche se paró frente a otro espejo y vio su ceño fruncido, se vio tan vieja, tan arrugada, tan sin ganas, y tan sin poder salir...

-¿Y salió?

-Sí, salió. Por fin salió.
En el caso de ella no hizo falta ni siquiera destenderse mucho.
Ni siquiera el agua de lluvia del futuro.
Lo único que hizo falta fue utilizar una herramienta que le ofrecí y ella sola desclavó el marco.
No hay recetas "humanas" para salir de un "cuadro" de tristeza.

-¿Cuál fue la herramienta que le diste a esa mujer?

Amor. Una vez leí que a las mujeres no hay que entenderlas, sino amarlas nomás y me costó mucho llegar a eso...
Amor, amor sincero y alegre. Amor de risas y juegos. Amor del mejor, del que nace de la amistad. Amor puro, sin torceduras ni dobleces. Amor sin recovecos ni laberintos. Una moneda con dos caras iguales. Amor de miradas claras y corazón limpio. Amor de confianza ciega. Amor de dejarse caer confiado en los brazos del otro. Amor de niños corriendo en las plazas.

-¿Y no era que las plazas estaban cerradas?

-¿Y no ves que el sol sale cada día, el viento corre, la luna está llena, las rosas siguen teniendo espinas,
las escuelas ya no son grises, los peloteros están llenos de niños y los pájaros cantan?
-Linda historia...¿pero quién era esa mujer?
-Eso no importa… ELLA sabe quièn es…

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un beso y una linda sonrisa