¿Cómo elimino este sentimiento de vacío? ¿Cómo sacar todo el amor de un corazón mallugado? Valiente es mi alma para hacerte llegar mis memorias, para saberte dueño de mis sensaciones…
Ese día decidí amarte… pero no por lo que tú hacías, simplemente porque así lo había decidido.
Tu egoísmo fue natural, pero no pude volar con él. El cosmos me ha devuelto mis emociones oprimidas. Volteo hacia la mesa y está tu abrigo olvidado… ¡¡¡ni eso terminaste de llevarte!!! Cada que miro hacia el cielo, renace éste dolor, le he puesto mucho limón a la herida para que termine de limpiarse… no me duele recordarte, ¡¡¡me duele añorarte!!!
He dejado de tomarte en cada copa de vino, he dejado de comerte en cada plato de olvido. Ya no te huelo en el aroma del café por la mañana. Ya no te siento en el sereno de la noche.
Me atormenta mucho esa indiferencia que muestras, pero es la mejor medicina para seguir con el desprecio. Eso me da fuerza, me acompaña hasta el último rincón donde escondo mi ánima, así, sin voltear a vernos, pensando que nada pasó entre nosotros, que no fuimos amantes conocidos, que tus vestidos ya son nuevos para mi, que no aguardo ni un soplo de ternura, que no deseo ni un gramo de locura, que no espero grillos tocando sinfonías para arrullar, ni luciérnagas alumbrando sueños por realizar, que no amanecerás más en mi alcoba…
Me tope con una enorme roca que no supe a tiempo rodear y continuar, mi esperanza existió hasta el último momento de la cordura, hasta que la realidad me golpeó de forma abrupta y me hizo caer de la nube idealista que forme y a la cual me aferré. Al imposible que durante mucho tiempo me cegué a las dos primeras letras. Al depósito de conmociones guardadas en un frasco sin tapa, empuje y empuje hasta que terminó por reventar…
Estoy terminando por masticar tus promesas incumplidas, por tragarme tus incontables cambios anunciados.
Estoy desechando tu pasado de mi vida