La auto-recompensa (o auto-refuerzo) es un recurso que nos sirve para reconocer un trabajo bien hecho y auto-motivarnos para seguir adelante.
Hay tareas que no precisan de ningún premio; son el premio en sí mismas, porque existe una motivación intrínseca que nos lleva en volandas a realizarlas.
La auto-recompensa está pensada para esas otras tareas que no son tan divertidas o excitantes, o que no nos llenan hasta el punto de considerarlas un premio.
Utilizamos en este caso la motivación extrínseca; un reconocimiento personal al esfuerzo y el buen hacer.
No está nada mal aprender a animarse y premiarse uno mismo, sin depender tanto de los refuerzos externos, sacando de ahí el filón de energía necesario para continuar.
Tres consideraciones
1. Disfrutar la confortable sensación del deber cumplido.
Recrearse en la satisfacción de haber terminado una tarea u obligación es un premio merecido.
Además, muy útil para evocarla en momentos posteriores, cuando nos de pereza cumplir con el deber.
Pero, no nos quedamos ahí…
2. Elegir una recompensa proporcional al esfuerzo.
La sensación del trabajo bien hecho se complementa estupendamente con una recompensa en toda regla.
Por supuesto, no es necesario dejarse el presupuesto en premios personales.
Por ejemplo, regalarse una tarde de relax después de una mañana ocupadísima, ¿no es una auto-recompensa maravillosa?
3. La comida no es la mejor recompensa.
Es conveniente evitar auto-motivarse con la comida. Lo digo porque hay personas que acostumbran a usarla como premio.
Me pongo de ejemplo: A mí me encantaría sentarme a disfrutar un enorme bol de helado de chocolate al terminar de trabajar cada día, pero me temo que eso sería un hábito no demasiado saludable.
La alternativa es elaborar un buen repertorio de premios, que se adapten al objetivo logrado, sin limitarse a la comida.
Ejemplos de auto-recompensas
Prescindiendo de la comida, veamos 10 ejemplos de pequeños premios:
Leer un buen libro.
Bailar hasta que el cuerpo aguante.
Ir al cine.
Llamar a un amigo.
Salir a dar una vuelta en bici.
Tumbarse en la hierba del parque.
Ver un programa en televisión.
Tomarse un día libre.
Ir al kiosko a comprar una revista.
Tomar un baño con música clásica de fondo.
¡Hay muchísimas opciones!
Seguro que tú puedes hacer una más larga con los pequeños o grandes premios que podrías otorgarte. ¿Por qué? Porque te mereces el homenaje. Claro que sí.
http://tusbuenosmomentos.com/2011/09/auto-recompensa/