La autoimagen es la imagen que uno tiene de sí mismo y está relacionada con todo cuanto pensamos, sentimos y hacemos.
Condiciona la autoestima, porque según nos veamos a nosotros mismos, así nos apreciaremos. De ahí la importancia de conocernos muy bien.
Cuando somos jóvenes (sobre todo niños), la autoimagen se va conformando según lo que nos dicen los demás. Podemos tener suerte y desenvolvernos en un entorno donde se enfaticen nuestras cualidades y nos digan lo bien que hacemos tal o cual cosa o, quizás, lo bonita que es nuestra sonrisa.
Sin embargo, muchas personas que hoy tienen baja autoestima han pasado por lo contrario: un entorno hostil, que se ha encargado de recordarles día tras día sus limitaciones y carencias.
La ventaja de ser adultos es que podemos reinventarnos a nosotros mismos. Si antes alguien de nuestro entorno próximo nos alimentaba la creencia de que éramos un desastre, ahora podemos cuestionarlo y, mejor aún, desechar esa idea.
Tenemos la oportunidad de cuestionar y liberarnos del lastre de las valoraciones negativas que los demás vertieron sobre nosotros. Contemplarnos a nosotros mismos sin el influjo de toda esa negatividad que hemos llevado a cuestas durante largos años.
Del mismo modo que cuidamos la imagen externa y procuramos que nadie nos arroje un cubo de basura justo al salir a la calle, hemos de proteger nuestra imagen “interior“; asearla y mantenerla limpia de la porquería que nos quieran arrojar. Después de quitar la capa de mugre de las valoraciones externas negativas, nos veremos mucho mejor.
Limpiar la autoimagen es el primer paso del gratificante objetivo de quererse a sí mismo.
http://tusbuenosmomentos.com/2010/08/limpiando-la-autoimagen/