Cuando una persona asume la responsabilidad de señalar el error de otra, puede tener dos intenciones:
Ayudarla.
Sentirse mejor consigo misma.
Sí, también pueden darse las dos juntas.
Pero hoy me voy a referir a la situación en la que “el corrector” pretende ante todo lucirse y fabricarse una fatua ilusión de superioridad.
¿Has vivido alguna vez una situación así?
Cometes un error y llega alguien (a quien ni le va ni le viene), subrayándolo y quién sabe si con la oscura intención de dejarte en evidencia.
En el competitivo mundo laboral, yo diría que es algo muy frecuente. También, con las pseudo-amistades, ¿no te parece?
Algún compañero competidor necesita reafirmar sus capacidades recalcando los errores de otra persona, ya que con sus propios méritos no le basta para destacar.
Esto es propio de almas inseguras, centradas en la opinión que otros tienen de ellos y que sólo buscan un poco de reconocimiento.
De acuerdo. Es un poco molesto que alguien llegue con esa actitud pedante a lucirse a costa de un resbalón nuestro.
Pero piensa que, mientras que tú has cometido un simple error, ese pretendido “sabelotodo” carga con un costal mucho más pesado: mantener su apariencia.
Eso le supondrá un gran gasto de energía sin que logre su propósito en más de una ocasión. Porque gente como tú y yo sabemos que nadie puede hacernos sentir inferiores si no les damos permiso.
http://tusbuenosmomentos.com/2011/09/corregir-para-lucirse/