Estamos viviendo unos años donde se habla constantemente de la contaminación ambiental, la polución, los gases que enturbian el aire, proliferación de movimientos ecológicos, protección de bosques, pero hay una contaminación que me preocupa mucho más.
La llamo “contaminación mental”, esta la tenemos constantemente, nos visita a diario de muchas formas pero las más directas, son las que provienen de nosotros mismos y de quienes nos rodean.
Habitualmente algunos comparamos a nuestro cuerpo como un Ferrari, una máquina capaz de todo, pero claro, hay que cuidarla, dándole mantenimiento, repostando la mejor gasolina, revisando sus piezas, ruedas, etc. El cuerpo humano es lo mismo, hay que cuidar el físico, para que podamos realizar nuestras actividades laborales, familiares y deportivas, cuidar la alimentación, sobretodo la calidad de los alimentos, comiendo a las horas adecuadas y no cuando se tenga 10 minutos de tiempo, mientras se va en el metro, también debemos habituarnos a tener un adecuado descanso y hábitos saludables.
Hasta aquí todo claro, pero lo que muchas veces no se tiene en cuenta de nuestra gran máquina, es la mente, a ésta también hay que cuidarla, alimentándole correctamente, porque si nuestro centro de operaciones está funcionando bien, tendremos resultados exitosos, pero sino es así pues las cosas no irán bien.
Volviendo al tema de la contaminación, nuestra mente a diario recibe muchísimos gases contaminantes, primero con nosotros, cuando damos lugar a los saboteadores, que nos inundan con miles de pensamientos negativos, de baja autoestima, mediocridad y conformismo.
El otro ataque que recibe nuestra mente, es de las personas que nos rodean, los cuales son un auténtico ejército de mensajes negativos, de cotilleos absurdos, de convertir las oportunidades que vemos en peligros, miedos, amenazas, además de transmitirnos todos los principios de la mediocridad. Con esto quiero hacerles ver que nuestra mente, cuerpo y SER, son como un enorme jardín, que sino lo cuidamos, todo ése color verde primaveral que tiene, lo podemos convertir en un color parecido a como quedan los bosques cuando se incendian.
Cuando esto sucede, les pregunto: ¿Qué puede sembrarse en ése jardín quemado?,¿qué obtendremos?, ¿querrá acercarse la gente a un lugar quemado, feo y devastado?, ¿podemos tener saludable en algo tan destruido?.
Por eso es importante tomar conciencia de la contaminación mental, que también engloba a la salud física e interna, debemos tomar hábitos saludables, que provoquen tener el jardín con un hermoso césped verde, poblado con flores de colores, con personas que les de placer descansar y jugar con los niños en un sitio lleno de vida, porque está claro que si se trata de un espacio oscuro, negro y quemado, quién querrá visitarlo.
Hay que comenzar a romper hábitos, a tomar conciencia que los pensamientos se hacen realidad, que si nos juntamos con personas dedicadas a expandir negatividad, nos acabarán contaminando, que sino cuidamos nuestro cuerpo y salud, haremos del jardín algo más oscuro. Se necesitan acciones saludables para nuestro jardín, como regarlo de conocimiento, pensamientos y frases positivas, optimismo, visión, honrar valores, comer adecuadamente, hacer ejercicio, dormir las horas que necesitamos, alejarnos de las personas negativas, miedosas y envidiosas.
Para terminar sería bueno que reflexionen como riegan vuestro jardín , si es ¿con agua ó con fuego contaminante?.
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