Las emociones no son ni buenas ni malas, están para vivirlas y sentirlas, no podemos eliminarlas ni reprimirlas, porque sino sufriremos las consecuencias negativas que nos supone esto.
Lo que es muy importante es aprender a gestionarlas, a decidir en que momentos conviene darles paso y cuando debemos reemplazarlas por otras. Por ejemplo el miedo, es una emoción que suele presentarse bastante en la vida de una persona, habitualmente a ésta se la considera como mala pero no es así. Puede que te ayude ó no, todo dependerá de la actitud que tomes, es decir, te puede paralizar ó llevarte a la acción, enfrentando una situación de dificultad para ti.
Para citarte un ejemplo de lo que digo en el párrafo anterior, imagina que te encuentras delante de un león, te aparecerá la emoción del miedo, tendrás dos actitudes a elegir, una reaccionar (salir corriendo) y la otra paralizarte. Si analizas, en la primer actitud el miedo te permite solucionar el problema salvando tu vida, en cambio la segunda te bloquea y el problema te “come”. Así nos pasa en la vida, cuando utilizas ésa emoción para reaccionar es muy buena, pero cuando te estanca, el león de la vida te irá comiendo.
Es fundamental que no reprimas a las emociones pero tampoco que permanezcan eternamente aquellas que te paralizan, bloquean, destruyen tu autoestiman, te hacen sentirte mal, provocan inseguridad, desidia, pereza y negatividad.
Esas emociones que supuestamente son malas, como la ira, el miedo, la inseguridad son como avisos de que algún valor nuestro está siendo atacado ó puede ser arrasado, entonces se presenta la emoción, que como he dicho podemos tomar una actitud activa ó pasiva.
Por eso es muy importante sentir la emoción, expresarla y buscar la manera de ponernos en acción nuevamente ó cambiar la tendencia, por ejemplo si algo te sale mal, te aparecerá una emoción de frustración y tristeza, llevándote a pensamientos negativos y como consecuencia una caída de la autoestima, entonces ahí es donde debes elegir, aceptas lo ocurrido y te pones en marcha para que no vuelva a ocurrir ó te recreas en ese estado por tiempo ilimitado hasta llevarte a la inacción total.
Esto último que cuento es un escenario idílico para tu saboteador, porque cuando te insertas en esa dinámica de “bajón”, éste aprovecha y te da muchos motivos para que no abandones la parálisis en la que te encuentras, te llena de razones absurdas para que no abandones la zona de confort y vivas a diario recreándote en ese estado y así el león finalmente te comerá.
Es necesario vivir las emociones y sacarlas del cuerpo, porque si te las reprimes luego salen por algún lado, ya sea por dolores físicos, problemas musculares ó pequeñas heridas en la piel entre otras, no hay que temer a las emociones, de lo que si debes preocuparte de los largos períodos en que el miedo paralizante, la frustración y la tristeza son los comunes denominadores de tu vida.
Si estás triste que problema hay!!!, lo estás, muchas veces es necesario tener tristeza, para aprender a valorar personas, cosas, entornos, salud, pero una vez visto esto, debes ponerte en marcha para vivir desde la alegría y el aprendizaje que te ha dado esta emoción, y volver a conectarte con tus valores, tus visiones, objetivos, y así continuar el camino hacia tu felicidad. Así ocurre con otras emociones, siéntelas, explora, lee lo que te están comunicando, capta el mensaje, reflexiona y a partir de ahí cambia a otra emoción placentera, pero lo que no debes hacer es quedarte por tiempo ilimitado en la actitud paralizante y negativa de la situación.
Es necesario vivir las emociones, sentirlas, expresarlas, no temerles y aprender a gestionarlas, así de este modo utilizarás aquellas que no gustan para aprender y saber lo que te pasa, para que luego puedas utilizar otras que te lleven hacia la plenitud, todo dependerá de tu actitud.
No las reprimas, VIVELAS!!!.