Las acciones que estás en condiciones de llevar a cabo están condicionadas por el estado en que te encuentras. Dependen del estado físico y mental con que encares cada actividad.
Cuando te dispongas a realizar una actividad de cierta complejidad en la que no tengas experiencia previa o que te exija más de lo normal, es muy importante que lo hagas con un estado de ánimo positivo y optimista. De esta manera te aseguras las mejores posibilidades de terminar la actividad con éxito.
Esto lo han llamado el "pensamiento positivo", donde uno puede conseguir triunfar en cualquier cosa que intente. Este tipo de razonamiento ha sido usado para justificar más de una creencia sin fundamentos en la realidad.
La realidad es que cada uno de nosotros posee más recursos de los que cree, sin querer decir con ello que uno puede tener éxito en cualquier cosa que se le ocurra emprender. Un recurso es cualquier cosa, material o no, que sea necesaria para llevar a cabo una actividad.
Cuando pienso que no tengo la energía física para realizar algo, por más de que efectivamente la tenga, es como si no la tuviera. Esta es una actitud negativa o pesimista, y la tarea no llegará a buen fin no porque me falte la energía sino porque pienso que me falta. Lo mismo se aplica a otros tipos de recurso como, por ejemplo, la inteligencia, la habilidad social, etc.
Cuando piensas positivamente acerca de las posibilidades de efectuar una determinada tarea, te estás permitiendo a ti mismo usar todos los recursos de que dispones, y por lo tanto estás realmente aumentando las posibilidades de tener éxito. Si emprendes la tarea vacilante y dudoso, no estás controlando todos tus recursos y por lo tanto son menores las posibilidades de éxito