A más de alguien he oído decir que no solo con textos se evoluciona , e igual puedo decir, no solo con la presencia de un guía o Maestro espiritual se evoluciona, aunque sea muy bueno, generoso, sabio, bondadoso y pueda reflejar un ejemplo admirable de imitar. Y más aún no solo con pertenecer a un grupo espiritual u Orden Iniciática se evoluciona, y todavía más, haciendo trabajos nobles en beneficio de nuestra sociedad, de nuestro entorno, se evoluciona.
Hay que saber reconocer verdaderamente cuales son nuestras intenciones. No vaya a ser aquellas que satisfagan nuestros deseos de sentirnos importantes, pensando que porque la tarea espiritual es noble, camine con las intenciones personales de satisfacer el ego y no de que nuestro EGO se ilumine.
Caminando por los senderos de la espiritualidad se aprenden muchas técnicas, disciplinas, se aprende a vivir en un estilo con sadhana, y se obtienen una gama de experiencias espirituales, con las que se fortalece el espíritu y se expande la Conciencia y aunque nos llegan destellos de iluminación, pareciera que aún no estamos preparados para el recorrido de la vida en el incansable camino que nos mostrará toda clase de experiencias.
La Vida fluye, es limpia, diáfana en sus intenciones por enseñarnos a crecer. pero nuestra mente y nuestro corazón nos hacen asentir con actitudes a veces erróneas, a veces certeras y cuando actuamos con error nos damos cuenta, cuanto más debemos seguir creciendo con humildad, alertados por la sombra mayor que inherentemente y de manera paralela se manifiesta con todo y el crecimiento que genera crecer en Conciencia. A mayor evolución, mayores los planteamientos de la vida, enriqueciendo nuestra experiencia con obstáculos cada vez más difíciles de trascender .
Hay que tomar en consideración que cuando estamos preparados, cada piedra que encontramos en el camino siempre será un paso adelante, al tener las herramientas que nos haga saltarla. Aunque nos presenten mayores niveles de dificultad.
La seguridad que da la certeza que lo que hacemos es verdadero, solo revelará su respuesta cuando con aún si no haces nada, genera felicidad y plenitud, alegría y bondad, paz y armonía. Y que cuando decides con voluntad y voluntariamente hacer un trabajo no turbe tu paz y no descentre tu vida, tan sencillo como cuando estás al frente en un acantilado, el mar, al romper las olas contra las rocas, en esa fuerza que la masa y el movimiento, producen un ensordecedor ruido, pero que después de unos instantes sientes en ti esa fuerza que te mantiene con energía, contemplativo y armonizado. Es mantenerse como en el ojo del huracán, en el círculo externo la violenta tempestad y en el centro con una quietud asombrosa, sin permitise salir de allí hasta que la tormenta se disipe.
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