La sugerencia del viaje en el tiempo es sólo un puente para ayudar al paciente a conectarse con una experiencia pasada que ya está en el subconsciente.
El primer punto de este nuevo abordaje parte de la premisa de comprender cabalmente qué es lo que le está pasando a la persona cuando viene a consultar por un síntoma. Aunque hablemos de vidas pasadas, la realidad es que para el alma las vidas pasadas no existen como tal, sino que se trata de una sola vida que transcurre alternativamente en dos planos: físico y espiritual.
Al desarrollar nuestra vida consciente en un cuerpo físico nos identificamos de tal manera con éste que creemos que somos el cuerpo. Como además le hemos dado un nombre para identificarlo. La muerte de este cuerpo físico nos da la sensación de una vida y de un personaje pasado. Los distintos cuerpos sólo son instrumentos o vehículos que el alma utiliza para llevar a cabo las experiencias que necesita para su evolución.
Al guiarnos por el tiempo físico que es lineal, la confusión e mayor. Así, cuando nos referimos a un cuerpo con un nombre conocido, hablamos de una vida que transcurrió hace cincuenta, cien o mil años. Pero para el alma el tiempo no existe. Todo está aquí, ahora, al mismo tiempo. Por lo tanto, aunque sigamos hablando de vidas pasadas, porque así es como lo entendemos y como ya está establecido, sería más propio denominar a esta terapia como "Terapia de Experiencias en Cuerpos Pasados".
Para el alma los distintos cuerpos que utiliza son como ropajes. De la misma manera que yo me cambio de ropa sin dejar de ser quien soy, de igual forma, al cambiar de cuerpo, el alma sigue con su identidad original. Si estoy triste o deprimido por alguna situación, aunque me compre ropa nueva, fina y elegante, mis problemas no se resolverán por el sólo hecho de cambiarme de traje. Con el alma sucede algo similar. Por cambiar de cuerpo no se terminan los conflictos y las experiencias traumáticas que quedaron sin resolver. Al reencarnar en un nuevo cuerpo el alma trae consigo todas las emociones y sensaciones que no fueron resueltas y de alguna manera, reproducirá en su nuevo cuerpo las condiciones físicas, emocionales y mentales de la experiencia original. En ocasiones, algunas enfermedades orgánicas, incluyendo el cáncer, son una forma de reproducir una situación que no fue resuelta por el alma.
El próximo concepto es muy importante, se trata del atrapamiento de la conciencia. Generalmente esto ocurre cuando la muerte en una vida anterior tuvo lugar en circunstancias muy dolorosas, terriblemente insoportables y especialmente si la muerte fue precedida por una larga agonía. Imaginemos a una persona que está siendo torturada hasta morir en la Edad Media. Sus verdugos quieren arrancarle alguna confesión, pero ella se resiste y la agresión al cuerpo físico y la presión sobre la psiquis van en aumento hasta que finalmente se produce la muerte. Durante la tortura, el dolor físico y psíquico ha sido extremadamente insoportable. Mientras está siendo torturada, la persona experimenta dolor, pánico, desesperación, rabia, odio, injusticia, impotencia, indefensión. Al mismo tiempo está pensando: "No voy a hablar", "No voy a decir nada", "No puedo salir de esto", "Tengo que esperar a morirme", "No me muero nunca", "Me voy a vengar", "Me las van a pagar". En una circunstancia así la muerte se produce coincidentemente con el pico de todas estas sensaciones y emociones.
En el momento en que el alma abandona el cuerpo físico, la conciencia está tan inmersa y tan absorbida por todas estas sensaciones que ni siquiera se da cuenta de que el cuerpo se murió. Esto se ve agravado por la lucha de la conciencia por sobrevivir y la forma de hacerlo es permanecer en la mente, separándose del cuerpo para no sentir el dolor o bien todo lo contrario, aferrarse al dolor porque mientras siente el dolor está viva. En cualquier caso el resultado es el mismo. La conciencia no se da cuenta de que el cuerpo físico se murió y queda atrapada en ese instante del tiempo y del espacio.
Entonces, mientras la persona está aquí, viviendo ésta vida, una parte de su conciencia está atrapada en otro tiempo y en otro lugar. Por eso, el terapeuta debe comprender y reconocer que cuando una persona consulta un síntoma bien definido ya está en regresión y, por lo tanto, no hay que hacer nada para enviar a esta persona al pasado por la sencilla razón de que ella ya está allí, todo el tiempo, aunque no tenga conciencia de ello. Por ejemplo, si la persona consulta porque cada vez que tiene que tomar un ascensor se ahoga y siente que va a morir. Todas las sensaciones de ahogo, asfixia, pánico y de muerte inminente son las manifestaciones físicas de un evento que está ocurriendo en el plano subconsciente y que la persona o una parte de su conciencia, todavía no terminó de morir en esa experiencia. Ayudar a esa persona a traer esa experiencia al plano de la conciencia cotidiana y completar la muerte de ese cuerpo aquí y ahora, y liberar el fragmento de conciencia que allí quedó atrapado.
Resumiendo los conceptos anteriores:
Para el alma el tiempo no existe. Todo está aquí, al mismo tiempo.
Al reencarnar el alma trae consigo todas las situaciones que no fueron resueltas.
La conciencia puede quedar atrapada en un instante del tiempo y del espacio.
Cuando el paciente experimenta el síntoma ya está en regresión.
Cómo se lleva a la persona a revivir el trauma original?
Si se comprende que una vez el paciente está en la consulta ya está en regresión, todo se simplifica. Se toma el síntoma que presenta la persona como sinónimo de una experiencia excluida de la conciencia nunca se falla. Aquí no hay necesidad de hacer nada, ni siquiera una relajación. Si la persona confía y se entrega al trabajo, la experiencia de vida pasada puede surgir en uno o dos minutos y a veces puede ocurrir en forma instantánea.
Cuando no es posible acceder a la experiencia de vida pasada a través del síntoma, ya sea porque la persona no está en contacto con sus sensaciones y emociones, o porque no tiene claro lo que necesita trabajar o porque no puede salir del plano racional, se puede recurrir a una inducción. Una inducción es cualquier técnica que se emplee para traer a la conciencia lo que está oculto en el subconsciente. Es un puente entre la conciencia cotidiana y la experiencia del alma. Básicamente se trata de un ejercicio de relajación asociado a técnicas de sugestión.
Después de la relajación se puede sugerir al paciente diferentes vías de acceso para encontrarse con la experiencia responsable de su problema actual. Por ejemplo; sugerirle la idea de que va a retroceder en el tiempo a medida que recorre un túnel, viaja en una máquina del tiempo, desciende por una escalera, un viaje en tren o en globo, un guía que lo lleva de la mano, o una nube que viene a buscarlo. Cada uno puede crear su propia inducción o preguntarle al paciente cómo le gustaría hacerlo. En el caso de que usemos la figura del viaje en el tiempo, no olviden de que en realidad no existe tal cosa, porque no viajamos a ningún lado. La sugerencia del viaje en el tiempo sólo es un puente para ayudar al paciente a conectarse con la experiencia que ya está en el subconsciente. Esto es importante que lo tengan presente porque muchas personas tienen la fantasía y el temor de que al hacer la regresión pueden quedarse en el pasado. Ahora ya sabéis la verdad.
Una vez que el paciente ya está en una vida pasada hay que guiarlo hasta que se encuentre con la experiencia responsable de sus síntomas y revivirla. Este es el momento trascendental de la terapia, donde está el secreto y la alquimia de la sanación. Una vez que el paciente está en la escena traumática tiene que revivirla desde el principio hasta el final. Si piloteaba un avión y lo derribaron tiene que reproducir toda la situación desde el instante mismo del impacto, pasando por la caída hasta el momento en que el avión se desintegra o se estrella contra el suelo. Si lo enterraron vivo tiene que reproducir toda la experiencia desde el momento en que lo entierran hasta que se produce la muerte y abandona el cuerpo.
Aquí se originan los miedos, las fobias, los bloqueos, las incapacidades, las culpas, los conflictos sexuales y también el rencor, la violencia o el deseo de venganza. Y es aquí también donde suele estar el atrapamiento de la conciencia. Al liberarse estas emociones y sensaciones, se produce el drenaje, la limpieza y la liberación del fragmento del alma que estaba atrapado. Es el momento donde la salida impetuosa de energía reprimida provoca la ruptura de la estructura del trauma. Inmediatamente sobreviene el alivio y la desaparición del síntoma.
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