En cualquier relación siempre existen dos o más seres; en nuestra compleja individualidad, siempre necesitamos de una segunda persona, vivimos inmersos en un mundo de relaciones: familiares, sociales, laborables, estudiantiles, de ocio, etc., infinidad de relaciones que nos marcan una pauta en nuestras vidas y en las que nosotros escogemos a los seres que necesitamos para llevar a cabo ese tipo de relación.
Existe, por supuesto, la excusa de aquellas personas que desean estar solas, sin convivencia, en un completo retiro o exclusión de la vida, y obviamente buscarán seres u objetos inanimados que sustituyan a eses otros seres en la relación; también existen aquellas personas que prefieren la compañía de animales a las de un ser humano, y en ellas, también buscamos dicha relación, así pues más que gustarnos las relaciones, las necesitamos, no podemos vivir sin ellas, para aportarnos lo que todos conocemos como felicidad y tristeza. Ambas van de la mano y una sin la otra en nuestra mente dual no existirían.
Tú y yo existe desde que nacemos hasta que morimos
Lo bueno es que nunca estamos solos, aunque algunos lo piensen: comenzamos con nuestra madre, los hermanos, el padre, los amigos o compañeros, los colegas, las parejas (sociales o laborables), los socios etc.… y en cada uno de ellos buscamos lo que nos falta, aquella persona que completa nuestra vida, nuestro destino, nuestra meta.Aunque a veces pensemos que nos equivocamos, no es tan cierto que escogimos a la persona ideal para que sucediera dicho acontecimiento, pues sin ella no hubiese sido posible y nuestra vida no sería lo que es. No nos equivoquemos al pensar que esas relaciones que no fluyen como nosotros quisiéramos, no son lo que realmente necesitamos.
Por el contrario son ellas las que nos aplican el balance o la compensación en nuestro destino para alcanzar aquella meta que no conocemos. Muchas de las personas con las que nos relacionamos sustituyen a otra persona con la cual podemos tener una deuda o algo pendiente. Así pues tú y yo, juntos o separados, buscamos lo que necesitamos el uno en el otro, buscamos una relación que nos aporte aquello que nos permitirá vivir, alegrías o desgracias, ya que sin dicha relación no es posible.
La vida lo contiene todo, altos y bajos; los que lo estamos leyendo entendemos de lo que hablamos porque hemos vivido los altos y los bajos, ambas oportunidades. Ya habrá tiempo de morir, aprovechemos las relaciones para vivir, el día y la noche, el calor y el frío, lo dulce y lo salado; todo está en la vida y el mundo de las relaciones; todos tenemos la oportunidad de experimentar las diferentes sensaciones que existen y nunca mejor que cuando nosotros no las buscamos conscientemente y ellas aparecen, así son reales, no programadas.
Que pareja tan perfecta, como la ilusión y desilusión, la segunda no existiría de no ser por la primera, así sucede con el resto de nuestras relaciones, padres e hijos, parejas, jefes y empleados, es el cotidiano vivir, no es que no sepamos vivir de otro modo, así es la vida, siempre lo fue y lo será.Como en otros anteriores artículos, todo está en nuestro inconsciente. Sólo cuando sabemos vivir en el presente, ver todo con amor, sin juzgar, sin etiquetar (que es lo que le gusta a la mente) podremos ver que lo que hay es lo que existe, es lo que nosotros mismos proyectamos por necesidad.
Y todos nos preguntaremos, ¿es posible cambiar?
Por supuesto que sí, no nosotros sino la necesidad. Necesitamos saber cuál es la necesidad, la causa o motivo de la necesidad. Y una vez compensada, armonizada la necesidad, esa misma que te impulsaba, deja de existir y, por lo tanto, tú dejarás de buscar aquello que inconscientemente buscabas.
La vida y las relaciones que existen son tan bellas como al principio las vimos. Sólo necesitamos contemplar una noche el firmamento y ver lo diminutos que somos, las relevancias entre nosotros y los grandes astros que podrían cambiarnos el vivir de un momento a otro, el valorar todo lo que día a día se nos ofrece para que lo tomemos con mucho amor y vivamos el momento, pues no se repetirá. Parejas, de la índole que sean, vivid la vida, tomar todo lo que os corresponde y dar gracias por vivirlo tan intensamente como lo habéis logrado vivir.
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