A veces nos sentimos confusos y no sabemos hacia donde dirigirnos, la confusión, el miedo, el temor a fracasar, el temor a fallar a los otros o al que dirán nos paralizan y a veces podemos pasar mucho tiempo en esta situación. Sabemos que no nos gusta donde estamos pero la idea del cambio nos asusta más. Al menos en la encrucijada o en la confusión nos movemos en un terreno más o menos conocido y aunque es doloroso tenemos una cierta sensación de seguridad.
Hay muchos momentos en la vida en que se nos plantean estas encrucijadas, a veces son pequeñas decisiones las que hemos de tomar, otras son grandes decisiones, como por ejemplo: cambiar de profesión, dejar a una pareja a la que amamos pero que sabemos que no nos hace bien o que no nos da lo que necesitamos. En momentos así no debemos tomar decisiones apresuradas, si no darnos el tiempo suficiente para escuchar a nuestro corazón y a nuestro “sabio interno” también conocido a veces como nuestra intuición.
Casi toda la vida recibimos una educación que es contraria a esto, nos movemos en un terreno en que lo “hay que” o “así es como se hace” nos dominan, y así muchos de nosotros aprendemos a ignorar esa sabia vocecita interior que nos indica cuando las cosas están bien y cuándo están mal para nosotros y en lugar de ello vivimos la vida que se supone deberíamos de vivir en lugar de la que queremos vivir.
EL MIEDO AL FRACASO
Muchas veces no nos atrevemos a tomar nuestras propias decisiones por miedo. Esta es una emoción básica y como ya hemos hablado en otras ocasiones una emoción muy sabia porque nos ayuda a protegernos de posibles peligros. Sin embargo, cuando sentimos un exceso de miedo este nos paraliza y en lugar de ser algo positivo lo vivimos como negativo y limitante.
Los seres humanos tenemos muchos tipos de miedos en relación a los otros: miedo a fracasar, al qué dirán, a que se rían de nosotros, etc. Aprender a distinguir cuales son nuestros deseos, qué esperan los demás de nosotros, teniendo en cuenta de quien valoramos verdaderamente su opinión como, familiares o amigos significativos, esto nos ayudará a encontrar y seguir nuestro propio criterio y nuestros propios deseos. Un ejemplo claro de esto es cuando uno tiene la oportunidad de estudiar, y en lugar de estudiar lo que verdaderamente quiere, hacemos otra cosa, porque se supone que es mejor o tiene más salida. Cuando uno verdaderamente cree en ello y lucha por ello entonces puede tener éxito, en cambio si renuncia a su sueño puede ser muy infeliz y vivir con mucha frustración.
¿CUÁLES SON TUS SUEÑOS?
Trata de recordar cuáles eran tus sueños de niño y mira si te has dirigido en esa dirección. Puede que a lo que te dedicas ahora no sea exactamente lo que pensabas de niño pero es muy posible que haya alguna conexión, por ejemplo puede que de niño quisieses ser arqueólogo o investigador y ahora te dediques a una profesión como la psicoterapia, claro que no es lo mismo pero si hay toda una labor de descubrimiento y de investigación acerca de cómo las personas se construyen de la forma que son.
Puede ser también que de niño tus sueños estuviesen condicionados por el entorno, por ejemplo, un niño que quiere ser militar porque ha crecido en una familia de militares. Puede que este sea su verdadero deseo o bien que hayas elegido esa profesión porque “es la que tenías que elegir”.
Es importante aprender a aceptar y darnos cuenta que como personas a lo largo del tiempo vamos evolucionando y nuestros intereses y deseos así lo hacen con nosotros. Es bueno y natural que así lo hagan. Así, es normal que en diferentes etapas de nuestras vidas nos gusten diferentes tipos de actividades, diferentes a las de otras etapas o que nuestra forma de vestir o las personas con las que nos relacionamos también cambien en función de que sean cosas o personas que encajen con nuestra forma de ser actual. Para ello es muy importante que tengamos un buen contacto con nosotros mismos y una buena capacidad de analizarnos y ver cuáles son nuestros deseos y necesidades y ver como estos han ido evolucionando.
¿QUÉ DICE TU CORAZÓN?
Antes de saltar al vacío y cambiar tu vida o tu profesión déjate un tiempo para descubrir lo que verdaderamente quieres. Una buena manera de hacerlo es dejarte soñar y fantasear con lo que crees que quieres y ver que emociones y sensaciones te suscita. A veces sucede que lo que se nos impone desde fuera coincide con lo que queremos pero otras veces no, el riesgo es vivir en contra de nosotros mismos.
En todo caso es importante darse el tiempo suficiente para lo que surge como un primer impulso o idea madure hasta ver si es lo que verdaderamente queremos.
A veces llegamos a la verdad a través del proceso contrario, dándonos cuenta de que es lo que no nos gusta o lo que nos hace sentir mal: tristes, abatidos, frustrados, etc. Saber lo que no nos gusta o lo que no queremos es siempre un buen comienzo e implica ser honestos con nosotros mismos y ver qué cosas no queremos o no queremos que se vuelvan a repetir en nuestras vidas.
¿QUÉ HARÍAS SI TE QUEDASEN TAN SOLO UNAS SEMANAS DE VIDA?
Plantearnos esta posibilidad, imaginarnos en una situación límite como que solo nos quedan unas semanas o días de vida es un ejercicio útil para que afloren nuestros verdaderos deseos y darnos cuenta de cuáles son las prioridades de nuestra vida. Estos son momentos únicos para comprometernos verdaderamente con la dirección que queremos tomar. Después podemos dejarnos soñar con un futuro en el que estemos teniendo estas cosas en nuestra vida y haciendo esas cosas que verdaderamente queremos, crear esta visión de futuro es crear de alguna manera la sensación sentida de que podemos lograrlo y nos da una dirección para luchar por nuestras metas.
EJEMPLO:
María estudió física y durante muchos años se dedico a la enseñanza de esta asignatura en un instituto. Con 35 años empezó a surgir en ella una inquietud relacionada con la ayuda a otros y poco a poco fue calando cada vez más en su corazón. Primero se fue un verano con una ONG y ahí descubrió que la cooperación era lo que verdaderamente la satisfacía. Después de mucho debatirse internamente decidió seguir el impulso de su corazón, dejó la seguridad de su plaza fija como maestra y se fue a vivir a otro país como miembro de una ONG de ayuda a la infancia.
http://www.saberalternativo.es/spa/desarrollo_personal.asp?var1=&var2=Encontar%20nuestro%20propio%20camino&nar1=&nar2=1156