Creo que el factor predominante en el progresivo estrés que aqueja nuestra sociedad, lo produce la falta de reflexión personal sobre el balance entre las cosas buenas que nos da la vida “Bendiciones” y aquellas de las cuales carecemos.
Esas cosas buenas que nos da la vida “Bendiciones”, suelen tener dos características fundamentales: a) Todos disponemos de ellas sin gran esfuerzo; y b) No se requiere dinero para obtenerlas. Sin embargo, sobre estas cosas buenas que nos da la vida, normalmente no hacemos la evaluación debida, lo cual hace nuestra vida menos agradable de lo que realmente debería ser.
Cuando trato con alguien que noto alegre y satisfecho, se trata de quien disfruta de esas cosas buenas de la vida “Bendiciones”, como la vida misma, el aire, el agua, el amor, la utilización de sus sentidos y sentir un mundo lleno de gente buena.
En la oportunidad de tratar con personas que parecen tristes, perturbadas o preocupadas, sucede lo contrario. Cuando inquiero sobre la causa de su tristeza, casi siempre, se trata de la sensación de una carencia, lo cual no es más que de alguna cosa que equivocadamente consideran fundamental; sin ser más que un asunto por resolver.
Dios, nos dio gratis y sin mucho esfuerzo las cosas fundamentales para nuestra vida integral. Por ejemplo, el aire no requiere ningún esfuerzo o erogación para obtenerlo; asimismo, el agua, sin lo cual no viviríamos más de una o dos semanas, la conseguimos en todas partes con facilidad; la alimentación está disponible en todas partes; y el amor, sin el cual no podríamos realizarnos material y espiritualmente, tampoco se vende y está disponible en cada ser humano.
En cambio las “carencias” como el trabajo, la ropa, donde cobijarse y el dinero, no son fundamentales para sobrevivir físicamente, y con diligencia logramos superarlas: en verdad, no son problemas, son asuntos por resolver y estamos dotados de todas las capacidades para solucionarlos.
Pero, paradójicamente, no es el disfrutar sin esfuerzo de tales bendiciones lo que ocupa la mente de las personas; su gran preocupación es la carencia de cosas que no son fundamentales para la vida. Seguramente que, si reflexionaran sobre lo maravilloso de disponer de tantas bendiciones, haría balancear las carencias de la vida diaria, y bajaría el alto porcentaje de estrés, cual por cierto, es fuente de la mayoría de las enfermedades.
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