Mirarte mientras sonríes llena mi alma
de una extraña sensación de paz y amor.
Ver tus ojos iluminados y llenos de vida
dando confirmación a lo que tu boca dice,
me hace pensar que he encontrado un
tesoro muy valioso.
Y como eres un tesoro,
ahora que te he encontrado, no te quiero perder.
Quiero tenerte por siempre a mi lado,
darte mi corazón y ofrecerte como regalo todo
este amor que me haces vivir y sentir.
Eres tan plena como la luna llena y tan fresca
como la primavera que me atrae con su belleza.
Estoy sorprendido de mi mismo, porque muchas
veces en el día me observo distraído pensando
en tu recuerdo.
Y al recordarte te siento cerca aunque estés lejos
y mi vida se alimenta de esa dulce esperanza de
saber que soy yo el dueño de tu querer.
Entonces la oscuridad pasa, amanece sobre mi vida.
Llueve y cada gota me salpica de felicidad.
Se va el frío, siento un calor reconfortante y pienso…
¿Eres real o aún estoy durmiendo?
Entonces me pellizco o estrujo mis ojos,
y me cercioro de que todo esto que estoy viviendo
y sintiendo aquí en mi corazón es real y es mi verdad.
Autora: Brendaliz Avilés