Somos especialistas en el arte de comparar: “ella tiene esto…yo tengo aquello”, “nosotros somos así, ellos son asá”…”él está allá, yo estoy acá”… y casi siempre los otros son más, tienen más y están mejor. Con esto nos estamos diciendo que a nosotros nos ha tocado todo lo peor. ¿Te das cuenta?
Con una mente así, dual, no podemos esperar otra cosa, no podemos vivir de otra manera, porque automáticamente si no comparamos sentimos que no somos nadie ó nada. La comparación funciona como un refugio del infierno donde aunque te compares con alguien que esté peor que vos y por unos instantes te sientas genial….enseguida tu mente se encargará de decirte: “esto se acabó, ahora nuevamente sos el peor”.
¿Y cuál es el producto de la comparación?>>>LOS CELOS
Da igual tener celos entre amigos, con la pareja, entre hermanos, etc.
Y si queremos ir un poco más allá tenemos que saber que el paso siguiente de este refugio infernal es LA ENVIDIA.
La comparación viene del temor de no ser amados, viene de “no saber” que somos seres divinos, únicos e irrepetibles capaces de todo, viene de no animarnos a vivir nuestra grandeza de Ser. Viene del desconocimiento absoluto de nosotros mismos. Viene también de estar mirando siempre lo que pasa “afuera” desconectados totalmente de nuestro interior.
Y así como aprendimos esto, ahora podemos aprender lo otro: a vernos por dentro y a conectarnos con nuestra verdadera esencia.
Entonces si queremos salir de este infierno tendremos que:
Valorarnos. Amarnos.
Estar atentos a nuestro “crítico interno”.
Ser amables con nosotros mismos.
Animarnos a descubrir realmente quienes somos más allá de los rótulos que nos ponemos y que nos limitan terriblemente.
Hagamos que nuestro jardín florezca, que nuestra felicidad crezca y luego compartamos con los demás las flores.
No miremos permanentemente “hacia afuera” porque allí no hay nada seguro, vayamos hacia adentro, donde está esperándonos algo maravilloso.
ALICIA ORFILA –
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