Nuestra mente tiene la particularidad de querer funcionar independientemente de nuestro corazón (la consciencia) impulsándonos fuertemente a hacer lo que “debemos” y no lo que verdaderamente “sentimos”. Vivimos así, en el “modo DEBO” y eso significa muchas veces ser infiel a nosotros mismos.
A menudo expresamos cosas que no sentimos (que son falsas para nosotros mismos) ocultando nuestra más profunda verdad, así como también hacemos lo que NO queremos escondiendo el deseo ferviente de nuestro corazón. Esto nos trae innumerables consecuencias físicas y emocionales que operan con violencia dentro de nosotros. Y aunque “afirmemos” que somos partidarios de la paz, si hacemos esto estamos apoyando y desatando la guerra en y con nosotros.
Preguntas para pensar:
¿Decís lo que no querés por miedo a expresar tu verdad y que eso te haga sentir rechazado por los demás?
¿No decís lo que estás sintiendo por miedo a que te juzguen?
¿Temés que te rechacen porque tus actos no son lo que los otros “esperan de vos”?
¿En qué áreas de tu vida: pareja, salud, finanzas, trabajo, relaciones en general, no estás permitiéndote decir TU verdad?
¿Hacés lo que no te agrada con enojo, quejándote de la situación?
¿Hacés lo que no sentís para retener a los demás a tu lado?
¿Hácés lo que “DEBÉS” para “quedar bien”?
Tu verdad te sana
Todas las áreas donde NO estamos siendo profundamente sinceros con nosotros mismos, son lugares que nos asustan porque no queremos ver qué hay detrás de la mentira ó el engaño: una profunda falta de amor a nosotros mismos junto a un terrible miedo a que nos dejen de amar. Si no somos amorosos con nosotros mismos, no podremos serlo con los otros. Ser deshonestos ya sea mintiendo o ocultando la verdad (es lo mismo) es como poner la “basura debajo de la alfombra”, va a llegar un día en que la vamos a tener tan pero tan acumulada que el olor a podrido nos va a inundar y tendremos que hacer una limpieza de raíz, lo que generalmente se produce con mucho dolor emocional.
La mentira evidencia miedo y el miedo se produce porque no queremos que nos “dejen de querer”. La verdad en cambio, nos puede enojar …pero es profundamente sanadora. Decir y decir-nos la verdad es ser consciente, es vivir verdaderamente la espiritualidad.
Otra vida
Vivir con la verdad nos permite mantener nuestro equilibrio ecológico-emocional.
Cuando nos animamos a decir la verdad más allá de todas las consecuencias estamos preparados y dispuestos a escuchar al otro sin juzgamientos, siendo conscientes de que sostener una mentira promueve una intoxicación alta y permanente de la que podemos elegir salir solamente si queremos.
Si sentimos miedo a decir la verdad estamos siendo presos de nuestra propia mente ….pero con amor a nosotros mismos y por todos, podemos dejar atrás este hábito tan nocivo.
Cuando decimos siempre la verdad la vida es: OTRA VIDA.
ALICIA ORFILA –
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