Cuando repetidamente usamos esta frase u otras similares, estamos pensando en algo que “no puede ser”, algo difícil para nosotros, enfocándonos justamente en la imposibilidad de su concreción, a pesar de que estamos queriendo ver un SI para esa situación. Y enfocarnos en lo negativo de una situación nos hace sentir mal.
Cuando nos quejamos evidenciamos negatividad, lo que justamente nos aleja de la posibilidad de modificar aquello de lo que nos quejamos.
La queja es algo tan habitual en nosotros que no somos conscientes de que con ella estamos reafirmando todas las veces aquello que NO queremos.
Si por ejemplo nos quejamos de algo que nos salió “mal” y seguimos hablando de eso, tenemos todas las posibilidades de que siga saliendo mal la próxima vez.
Si es habitual que usemos el término “debería”, evidencia también una queja acerca de lo que no hacemos. El modo debo implica sentirnos mal, es resistencia, es insatisfacción, en cambio el modo siento nos hace sentir bien, es fluir y evidencia plenitud.
La queja es un modo de vivir de supervivencia: estamos mal pero ya nos acostumbramos y utilizamos frases para justificar nuestra acción tales como: “que también cambie él ó ella”…”ahora no es el momento propicio”…”ya se va a dar”…”si, pero”…etc
Nuestro cuerpo-mente se va acostumbrando a ser y hacer siempre lo mismo y ese trabajo mecánico y automático se nos torna conocido. Probar lo diferente es un desafío que nos hará sentir incómodos al principio, pero luego nos sentiremos muy bien!!!
Decimos muchas cosas que evidencian nuestras quejas:
Es muy difícil
Es demasiado trabajo
No va ayudar en nada
No me van a entender
No puedo hacerlo
No me van a dejar
Mi esposo/a, mi madre, mi jefe…
Mi educación…
Mi principios religiosos
Soy mayor
Que cambie también él/ella
Después lo hago
Yo ya soy así
Vos pudiste porque…pero yo….
No se puede tener todo en orden
El mundo está mal, yo por lo menos…
Estos son algunos de los pretextos que nos ponemos para continuar en los mismos actos repetitivos y automáticos, culpando al “afuera” sin hacernos cargo de la posibilidad de cambiar.
–La queja es insatisfacción permanente.
–La queja dice NO.
–La queja es un automatismo cultural.
–La queja es “el tango”.
–La queja “aprecia” lo negativo de la situación.
–La queja nos ubica en el lugar de víctimas.
–La queja nos hace pasivos y nos debilita: “No se puede hacer nada”.
–La queja nos provoca malestar físico y emocional generando mayores posibilidades de enfermar.
Editar ideas
Siempre es posible “editar ideas” si las que tenemos nos limitan y la queja nos limita a que nada cambie para mejor, puesto que enfatizamos lo que está peor.
Todo lo que no nos hace felices hoy, pero que seguimos sosteniendo con algunas de las frases “quejosas” de la lista, puede ser modificado, si nos ponemos en acción. No hay magia, es un resultado que provendrá de una acción distinta a la habitual.
Si lo CREEMOS, es posible. Si lo CREEMOS lo vamos a CREAR. Si nos quejamos no vamos a crear más que la misma acción por la que nos quejamos.
Por último: si la queja desprecia, desvaloriza y es desagradecida., probemos apreciar, valorar, reconocer y agradecer.
ALICIA ORFILA – Consciencia y Salud -
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