Cuando pensamos en el AMOR, generalmente queremos que NOS amen, ya que creemos que esa sensación es la más dichosa para nuestro ser.
Pero si pensamos en AMAR-NOS esa sensación de plenitud y de alegría serena puede mantenerse en el tiempo ya que no dependerá de la acción de ninguna otra persona más que de nosotros mismos.
¿Qué ocurre cuando te comenzás a amar?
Sencillamente, comenzás a elegir cómo sentirte, qué decir, qué pensar, qué comés, a dónde vas, qué leés, a qué hora te acostás, a quién llamás, donde vivís, cómo ayudás a otros, qué hacés con tu tiempo libre,… cuándo decís SI y cuando decís NO. Esto a su vez te pone en condiciones de dar un amor genuino a los demás ya que sinó estarás reclamándoles a ELLOS que te den lo que vos aún no te podés dar. ¡Comenzá hoy tu trabajo interior de darte amor!
Cada vez que sentimos amor por nosotros, por lo que hacemos, por la vida, por un desconocido que nos conmueve, por la naturaleza, por los demás, en fin….AMOR y solo AMOR, nuestras hormonas del bienestar (serotonina, dopamina, endorfinas) salen a recorrer nuestro cuerpo y esa sensación permanece todo el tiempo que nos sentimos así. Podemos elegir vivir la vida amando todo lo que somos y hacemos, sintiendo un amor que nace en nosotros y que se expande hacia fuera, esto significa que nos hacemos partícipes del hecho de DARNOS felicidad, sin depender de nadie.
¡Nosotros nos hacemos felices! Y a partir de ahí lo compartimos con todos los que nos rodean. Así estamos DANDO y no reclamando amor.
Por el contrario, cuando estamos sobrecargados ó fatigados, con “exceso de pensamiento”, haciendo mil cosas a la vez y teniendo por sobretodo una sensación de insatisfacción profunda, las hormonas del estrés (cortisol y adrenalina), “riegan” todo nuestro ser con esas sustancias. Éstas provocan cambios inmediatos en el cuerpo lo que al cabo de un tiempo de seguir sintiéndolas, provocan daños significativos en nuestro organismo, como ser: destrucción muscular, diabetes, hipertensión, úlcera, impotencia sexual, bajo deseo sexual, interrupción de la menstruación, aumento de la susceptibilidad a las enfermedades, no-auto-reparación de los tejidos, disminución de la memoria y sobretodo daño a nuestras células nerviosas. O sea que el estrés que provoca buscar el amor afuera nos enferma. Hoy podemos modificar esta actitud, tomando una decisión distinta: amar-nos y apreciar-nos…y así podremos hacerlo también con las demás personas y las situaciones sin querer cambiarlas. A veces decimos que amamos a otros pero si queremos cambiarlo/a no es amor, es conveniencia y por sobretodo es un rechazo por lo que el otro es.
Preguntas para darnos cuenta:
¿Estás esperando que alguien te llame, te escriba, te quiera, te pondere, te apruebe, te mire, etc?
¿Ponés todo tu foco de atención en que te quieran más y más?
¿Estás casi siempre en la situación de “pedir” amor?
Les preguntás a tus seres queridos ¿Me querés? dependiendo de esa respuesta para sentirte bien.
Todas estas situaciones y muchas más que vos ya estarás pensando, te llevan a esperar siempre del entorno, a depender de otros y en consecuencia a la insatisfacción permanente. Si en cambio decidieras darte la oportunidad de sentir amor por esa persona “desesperada por recibir amor” que sos vos….comenzarás a sentirte pleno sin más y ello redundará en más salud física, mental y emocional.
Una vida destinada a amarnos y aceptarnos posibilita dar amor a otros sin esperar y esta actitud es la más recomendable sin lugar a dudas, para prevenir el estrés.
Estrés es sinónimo de que lo que está sucediendo en tu vida no te está haciendo sentir amor. Hacé que el amor sea permanente dentro tuyo.
ALICIA ORFILA – Consciencia y Salud –
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