Que somos seres espirituales, lo sabemos. Pero a menudo pensamos que esto se relaciona con la meditación, con la oración ó con alguna práctica que esté centrada en la mente. Asociamos ser una persona espiritual con los pensamientos, pero no con el cuerpo físico.
Nosotros estamos en la tierra con un cuerpo y es a través de él que tenemos que “ser espirituales”. Si no conocemos ó cuidamos el cuerpo emocional, si no nos vinculamos al cuerpo físico saludablemente, no somos del todo espirituales, puesto que no estamos amando esas partes.
Generalmente, cuando queremos “hacernos” más espirituales prestamos más atención a nuestros pensamientos, a nuestra mente o a la lectura de libros como si ese fuera el camino más rápido hacia el desarrollo espiritual.
Pero nuestro cuerpo es el ancla desde donde vivimos esta experiencia humana, entonces si hacemos alguna actividad física, si nos alimentamos saludablemente, si gestionamos nuestras emociones, estamos siendo espirituales porque decidimos cuidar “nuestra herramienta” aquí en la tierra.
Cuidar-amar nuestro cuerpo es una parte muy importante para ser seres íntegros. De este modo nos estamos dando amor y esto es ser espiritual: amar el cuerpo, amar las emociones, amar todos los pensamientos que tenemos, también. TODO debe ser tenido en cuenta para un profundo y completo desarrollo espiritual.
Vivimos con el cuerpo. Pensamos con el cuerpo. Sentimos con el cuerpo.
Hacer actividad diariamente, comer saludablemente, respirar profundamente son modos de tener conexión con nuestro cuerpo espiritual.
¿Qué no es espiritual?
Hacernos daño con el sedentarismo, con la alimentación nociva o excesiva, con la utilización de cualquier cosa que dañe al cuerpo, ó permitiéndonos “sufrir” con emociones que perduran en el tiempo sin darles una salida posible, nos coloca en un lugar de no-amor al que muchas veces llegamos ó permanecemos por desconocimiento.
La verdadera transformación espiritual incluye al cuerpo y a los sentidos: tengamos en cuenta que la práctica y los cambios de hábitos se realizan a través del cuerpo físico.
ALICIA ORFILA –
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