Dicen que el tesoro más grande que se puede tener en la vida son los amigos. De esto no existe duda cuando tenemos la oportunidad de que nos rodee por los menos alguno.
En verdad la amistad es un tesoro que hay que cuidar con mucho detalle. Es como la planta que sin un continuo riego y cuidado simplemente muere. A los amigos hay que visitarlos, conversar con ellos, indicarles también cuando se equivocan. Unas veces lo hacen ellos y en otros momentos lo hacemos nosotros. ¿Puede ser tu amigo el que no te indique el buen camino, es decir lo mejor para tí?
Muchas veces se puede decir que tenemos muchos amigos, tantos que no caben en la sala de nuestra casa cuando hacemos una reunión. Primeramente hay que aclarar bien si son amigos, conocidos o compañeros. La amistad es mucho más profunda ¿Qué tanto sabes de tu amigo y qué tanto sabe él de ti? Esa es una interrogante fundamental.
La confianza es un ingrediente básico de la amistad. Cuando la misma crece la relación de los amigos se fortalece, pero cuando aumenta la desconfianza sí que podemos decir que estamos condenándola al fracaso.
Confiar es valiosísimo, es realmente una joya, algo que no lo encuentras así no más. La confianza es la columna vertebral de la amistad. No lo olvides ni por asomo.
Si crees que tu amigo es tal porque comparte contigo la afición a un deporte o estudia la misma profesión que tú, déjame decirte que estás bastante equivocado. Las aficiones o actividades comunes son positivas pero no son el centro de una amistad.
Ponte a pensar lo que pasaría si al que llamas amigo le ocurre un accidente y ya no puede jugar fútbol contigo ¿Deja de ser tu amigo por eso? Definitivamente no. Lo que los ha unido sin duda ha sido la capacidad que ambos han tenido para compartir lo personal, lo que otras personas no sabrían.
Una definición de amistad que me gusta mucho y que refleja una gran profundidad es la siguiente: “Es una caja de cristal transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas y amor”.
A esto habría que sumarle que la amistad siempre es una decisión, de ahí que no es concebible en la misma la traición. Traicionar no sólo es engañar o mentir, traicionar es no corregir cuando el amigo se está desviando hacia el mal.
Fortalezcamos la confianza con nuestros amigos, no dejemos que la rutina y las malas formas mate lo que con tanto entusiasmo sembramos en algún momento. Estamos a tiempo de darnos cuenta.
http://blogs.hazteoir.org/alex/2008/10/