También llamado “Añjali mudra” o “Pranamasana”, este gesto es conocido en todo el mundo ya que se asocia a la oración de diversas religiones, aunque su origen es hindú y se realiza desde hace milenios. También se usa como saludo o en señal de gratitud.
Para realizarlo, se unen las palmas de ambas manos y los respectivos dedos, colocándolas a la altura del pecho, aunque también se potencia su poder elevándolas por encima de la cabeza.
El circuito creado por la unión de ambas manos canaliza la energía que surge desde el corazón. Emocionalmente, libera las pesadas cargas que portamos y proporciona paz interior. A nivel corporal podemos sentir una mejora de la vitalidad mientras que fortalece el sistema inmunológico.
Como gesto de plegaria que es, también es un mudra recomendado para realizar peticiones estando en conexión con nuestro Ser más profundo.
Unir ambas manos también es un gesto de equilibrio interno entre las energías femenina y masculina, “yin yang”, entre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro. Mientras que la mano derecha simboliza la sabiduría, la energía superior o el espíritu (los pies de Dios), la mano izquierda simboliza lo terrenal (la cabeza del devoto).
Usar este mudra como saludo es un gesto de gratitud y reverencia hacia el otro, como Ser sagrado que es, inclinando la cabeza hacia adelante: “El Dios que hay en mí da la bienvenida al Dios que se halla en ti”.
Juan Díaz
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