Hay personas que podríamos calificar como “inspiradoras”. Personas que nos alumbran y nos infunden ánimo o motivación con sólo ver como afrontan la vida.
¿Cuál es la diferencia entre esas personas que nos inspiran a ser mejores y el resto de personas?
Generalmente las personas tienden a mirar a otras como punto de inspiración, ¿pero por qué no aprovechar la vida, y ser tú misma también una fuente de inspiración en los demás?
La mayoría de personas queremos un mundo sin armas, pero salimos a celebrar cuando una persona que consideramos mala muere. Queremos un planeta libre de contaminación, pero fumamos; consumimos como locas y desperdiciamos el agua. Queremos que no nos critiquen destructivamente, pero no titubeamos en señalar a los demás.
Es paradójico la frecuencia con la que nos encontrarnos con personas sumamente contradictorias: promueven la igualdad pero son clasistas; dicen que el dinero no es importante pero se matan toda una vida consiguiéndolo, afirman que todas tenemos dignidad pero a la hora de toparse en la calle con personas como prostitutas o indigentes corren como si éstos tuviesen lepra.
Vivo cansada de este mundo de abundancia en el que todo el mundo quiere optar al título de “santo” pero nadie quiere convertirse en un milagro. Queremos que los niños no sean maltratados pero, ¿cuántas de nosotras nos tenemos a defender a un infante que está siendo maltratado? ¿Cuántas nos enfrentan al “qué dirán” para darle la mano a una persona que va camino a la perdición? ¿Cuántas nos levantamos en contra de la injusticia y elevamos nuestras voces en honor a la igualdad? ¿Cuántas somos capaces de dejar de pensar por un momento en nosotras mismas y preocuparnos por una persona que nos es desconocida? ¿Cuántas? ¿Cuántas?
La verdad es que el altruismo no es una virtud muy común, por eso la diferencia entre los seres humanos inspiradores y el resto es simple: éstos creen en la relevancia de los pequeños actos para lograr un gran cambio. Son personas que han decidido convertirse en un milagro en lugar de esperar uno, porque saben que un milagro no sólo es la consecución de lo imposible, sino que, un milagro también puede verse como un acto “cotidiano”: un niño que elige un libro en lugar de drogarse, una madre que sin dinero consigue qué darles de comer a sus hijos, una persona que en lugar de odio elige amor…
Los seres inspiradores no temen defender sus ideales ya que están tan convencidos de la justeza de sus actos que cada sacrificio tiene sabor a gloria. Los seres inspiradores tienen una mirada fuerte y decidida, pues allí dejan entrever su espíritu luchador, firme, dinámico, y amoroso; los seres inspiradores respiran fe, expiran satisfacción y viven de la esperanza y el optimismo. Poseen el toque del “Rey Midas”: todo lo que tocan lo convierten en oro, puesto que saben que la vida está llena de pequeños momentos y no de grandes instantes… Los seres inspiradores entienden que la diferencia no la hace la piel, ni el dinero, ni las apariencias… La diferencia la hace el poder de convicción de un alma enamorada del amor por la unión entre escisiones.
Los seres inspiradores saben que ellos son el milagro, saben que el milagro eres tú, aunque lo desconozcas. Tú puedes inspirar a otros y dejar de ser una estrella ordinaria, tú puedes brillar con luz propia y crear un cielo pletórico de estrellas fugaces y deslumbrantes…
El potencial está en ti, ¿Qué dices? ¿Te arriesgas a ser un ser inspirador?
Fuente: Toda mujer es bella