En alguna ocasión todas hemos querido jugarle una broma a aquellos que se creen muy listos. Sin embargo, debemos tener cuidado, pues las personas verdaderamente inteligentes sabrán cómo hacernos quedar mal. Me topé con esta historia y me pareció muy buena para compartirla.
Cierta vez, Pepe y Polita decidieron ir a molestar a la casa del chico inteligente. Pensaron que mejor era ir disfrazados, para que el chico inteligente no los reconociera. Pero el chico inteligente los reconoció al instante, y decidió tirarles la puerta en la cara. Al fin y al cabo, Pepe y Polita no podrían quejarse, porque supuestamente ellos no habían ido a molestar.
A pesar del portazo, Pepe y Polita no entendieron la lección del chico inteligente y siguieron yendo a molestar con el disfraz puesto. El chico inteligente los atendió y los dejó protestar, para que se aburrieran y se fueran. Y he aquí que Pepe y Polita, al fin entendieron.
Por algo es el chico inteligente.
Más claro imposible. Las personas verdaderamente sabias tienen la capacidad de enseñarnos una lección aún cuando no nos damos cuenta. Vale la pena acercarse a ellas.
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