por Carlos Chiari
Mucho se ha escrito acerca del valor de cambiar rutinas. Eliminar una rutina que involucra gastar dinero innecesariamente, o sustituirla por otra rutina que involucre gastar menos dinero, es una gran manera de cortar tus gastos.
De hecho, cada vez que tomas una decisión de reducir tus gastos, estás dando un paso poderoso en dirección de tu salud financiera.
Pero esto es apenas un solo paso. Aisladamente, el solo reducir los gastos no es suficiente para generar un cambio financiero positivo en tu vida.
Digamos que, por ejemplo, yo visitaba una cafetería todas las mañanas y me gastaba $5 en café y pan. Yo conciencié que esto era una forma de despilfarrar mi dinero, sobre todo porque no estaba realmente gozando mis visitas a la cafetería… ¡lo hacía por pura rutina!
Así que renuncié a esa rutina.
De repente, estoy gastando $25 menos a la semana – $100 menos al mes. Este cambio de conducta provocó un gran cambio en mis finanzas, ¿verdad?
Aún no.
Yo podría fácilmente tomar esos $25 a la semana y simplemente hacer algo innecesario con ellos. Puesto que ahora me sobra ese dinero, ¿por qué no comprarme un libro extra, o dos, en la librería, una vez a la semana? ¿Por qué no llevar un par de excelentes botellas de vino para la cena del viernes? ¿Por qué no salir a cenar el sábado en la noche?
Después de todo, como no estoy gastando tanto como antes, tengo el dinero para ello.
Así, empiezo a gastarme esos $25 semanales EN ALGO MÁS – y vuelvo al mismo lugar en donde comencé, ¡apenas logrando que el dinero me dure hasta el fin de la quincena!
Solo recortar tus gastos no es suficiente. Tienes que hacer algo financieramente productivo con ese dinero.
Rebobinemos el reloj. Tomo la decisión de quitarme el hábito de la cafetería en las mañanas, eliminando $25 semanales a mis gastos.
Inmediatamente, empiezo a guardar en mi cuenta de ahorros esos $25 a la semana. (Y si no tengo una cuenta de ahorros… ¡corro a abrirla!).
Entonces, al final de cada mes, tomo esos $100 ahorrados y cancelo alguna de mis deudas – como por ejemplo, mis tarjetas de crédito. O dejo mi ahorro en paz y me olvido de eso, sabiendo que servirá de fondo para emergencias. O los coloco en un fondo de pensión privado. O los acumulo hasta lograr reunir el abono inicial para la compra de una casa en algunos años.
La primera acción – la de evitar gastos – es poderosa, de hecho. Ella le da aire a tus finanzas. Te deja dinero libre para usar en otras cosas.
La segunda acción, sin embargo, es la que provoca la magia. Cuando escoges tomar ese dinero libre y colocarlo en algo financieramente productivo y alineado a tus metas importantes, es entonces cuando los cambios verdaderos empiezan a materializarse en tu vida.
Mantén esto presente. Intenta encontrar alguna forma significativa de recortar tus gastos. En la medida que pasas los días, busca áreas donde estás gastando más de lo que deberías sin conseguir realmente algo valioso a cambio por tu dinero.
Si descubres una o dos cosas, ¡será genial! Pero es solo el primer paso. Ve hasta el final del camino – calcula cuánto ahorras gracias a esa movida, y entonces invierte ese dinero en algo financieramente positivo en tu vida. Dirígelo a reducir tus deudas. Ponlo en tu fondo de emergencia. Congélalo en tu fondo de jubilación.
Haz algo. Avanza. Convierte tus acciones personales positivas en fuentes de prosperidad.
Buena suerte.
http://www.filosofiaparalavida.org/2011_09_evitar-gastar-no-es-lo-mismo-que-ahorrar.html