La historia comienza a principios de 1913, cuando Sarah Ellen Roberts de 41 años, fue acusada de asesinato y práctica de brujería. En el juicio celebrado en Blackburn, fue declarada culpable y condenada a muerte. La pena consistió en que debía ser encadenada y sellada viva en un ataúd forrado de plomo. La sentencia se llevó a cabo el 9 de junio de 1913. Mientras la tapa del ataúd se estaba cerrando, desde allí gritó que no la matarían y regresaría 80 años después para vengar su muerte. Cuando John Roberts, esposo de Sarah, solicitó a las autoridades de la iglesia que se enterrara en una zona que él había construído, ellos dieron una rotunda negativa. Ante esto, se embarcó con el ataúd, con la esperanza de encontrar algún país que le permitiera enterrar a su difunta esposa.
Finalmente, aterrizó en el Perú y se dirigió a la ciudad de Pisco, donde compró una tumba por £ 5 y finalmente puso su esposa a descansar.Después de enterrarla, John regresó a Inglaterra y nunca más se supo de él.
La siguiente parte de la historia es lo que pasa 80 años despúes en 1993. A principios de ese año, la conductora de televisión Cristina Saralegui, hizo un programa de sobre el vampirismo. Uno de los aspectos del programa trató de mostrar las similitudes entre historia del Drácula de Bram Stoker y la historia de Sarah Ellen. Poco después de que se emitiera el programa, una gran grieta apareció misteriosamente en la lápida, esto sin duda habría tenido algún efecto en la audiencia, ya que después la gente comenzó a visitar el cementerio. Abundaron los rumores sobre lo que sucedería cuando regresara. Cuando se le preguntó acerca de la historia a un funcionario de la Embajada del Reino Unido manifestó: “Ella murió en Blackburn, pero el pueblo no tenía miedo de que sus restos sean enterrados allí. Me temo que la leyenda se ha apoderado de Pisco. Creen firmemente que la mujer es un vampiro y va a volver a perseguirlos. La gente ha estado llegando de todo el país. Es bastante asombroso “.
Los vendededores no perdieron el tiempo y comenzaron a vender lo que ellos llamaban “Vampire Kits.” Estos podrían ser adquiridos por dos dólares y consistían en un crucifijo, estaca de madera un martillo, una cadena de ajo y un folleto que contenía la leyenda. Había camisetas con fotos de vampiros, llaveros y otros artículos relacionados a la venta.
Personas que llevaban cruces comenzaron a visitar el cementerio para rezar ante la tumba de Sarah, en particular, un grupo de mujeres vestidas de negro y con anillos rojos en sus dedos se habían reunido allí. Después de que ellos habían colocado flores en la tumba, empezaron a cantar himnos acompañados por dos violines. Como más y más personas estaban de visita en el cementerio, algunos periodistas locales fueron donde las autoridades y les pidieron que el cuerpo sea exhumado para “impedir que los rumores de su regreso tomen cada día más fuerza” pero la petición fue denegada.
El 9 de junio, cientos de personas pasaron el día reunidos alrededor de la tumba de Sara, a la espera de su regreso. A lo largo de la ciudad muchas personas habían decorado las puertas de su casa y collares con dientes de ajo. Más policías tuvieron que ser llevados a la ciudad por los cientos de turistas que comenzaban a llegar. Numerosos medios deradio y televisión de todo el Perú, empezaron a construir sus equipos en el cementerio, listo para la noche siguiente. Durante todo el día numerosas personas fueron entrevistadas por los medios de comunicación.
La medianoche llegó y no pasó nada. En la madrugada, la multitud empezó a dispersarse, la mayoría estaban decepcionados, pero algunos todavía creían que la maldición no había terminado. Al amanecer, un grupo de monjas, colocaron una ofrenda floral y dejaron una hoja de oraciones en su tumba. Durante la mañana la gente una vez más comenzó a reunirse en la tumba. En el transcurso del día, la multitud comenzó a abandonar la tumba de Sara Ellen, y por la tarde sólo unas pocas personas podían verse en el cementerio. En los próximos días, los místicos se jactaban de que sus rituales habían impedido la resurrección de Sarah Ellen, otros no estaban tan seguros, pues meses después, los avistamientos de una extraña figura caminando por las calles de Pisco eran comunes.
El alcalde de Pisco, Edgar Núñez, dijo a los periodistas que el turismo en la zona había aumentado en más del 60% desde el suceso de Sarah Ellen. De esta forma, un mito tomó vida propia y el fantasma de Sarah Ellen sigue vigente en las historias de fogata y narraciones de generación en generación.
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