Todo aquello que llegamos a sentir en nuestro fuero interno es algo incontrolable, pero no así las interpretaciones que podemos dar a nuestras emociones y que en ocasiones cruzan nuestras mentes ejerciendo sobre ellas una influencia negativa.
La fuerza de nuestras emociones
Si todas aquellas cosas que vivimos las teñimos con nuestras propias emociones, tenemos que pensar en por que no tratar de hacer una lectura mucho más positiva de todo aquello que sentimos y de los que no sucede. De esta manera, nuestras emociones no resultarán tanto un obstáculo para nosotros mismos como un trampolín.
Aprender a reconocer y a gestionar las emociones que sentimos es una asignatura que la mayoría de nosotros tenemos pendientes para lo que tan sólo debemos empezar a tomar conciencia.
Reprimir emociones negativas como por ejemplo la envidia, los celos, la frustración, el miedo, la impotencia o el desánimo entre otros, no nos sirve nada más que para adormecer a las positivas consiguiendo que nuestra vida vaya perdiendo sentido e intensidad. Por tanto de lo que se trata es de no negar éstas, sino de intentar que vayan actuando en nuestro propio beneficio y de aceptarlas.
Para conseguirlo tan sólo debemos de darnos una explicación constructiva a todo lo que sentimos y llegar a una buena resolución para que las aguas se tranquilicen en lugar de agitarlas más.
Si tenemos una visión negativa de nosotros mismos crearemos un contexto a nuestros intereses poco favorables. Por el contrario si hacemos una interpretación positiva nos resultará más alentadora y satisfactoria. Es preferible verse como una persona entregada en vez de dependiente; inquieta en vez de ambiciosa o apasionada en vez de temperamental. Así mismo debemos intentar ver nuevos desafíos y retos donde las demás personas ven conflictos y problemas.
Actuar con positivismo
Cuando las emociones negativas nos asalten, es importante evitar afirmaciones falsas del tipo “sólo con una pareja se puede lograr la felicidad” o “el éxito profesional viene de la mano del triunfo personal”.
En ningún caso hay que subestimar las emociones aunque puedan parecer negativas en un primer momento. La insatisfacción puede llegar a aumentarnos nuestro espíritu de lucha por ejemplo o una falta de recursos puede fomentarnos una búsqueda de soluciones más creativas.
Es importante evitar que sentimientos como los celos, el resentimiento o cualquier tipo de emoción negativa nos llegue a paralizar. Nuestras emociones deben ponernos en el bando de la acción aunque eso signifique tener que abandonar ese camino que no nos dejaba avanzar, puesto que eso significará que ya hemos comenzando a tomar una decisión importante.
Emociones que pueden pasar factura en nuestro cuerpo
La palabra emoción viene de “moverse” algo que tiene lógica ya que cuando aparecen las emociones suelen ir acompañadas de algunos cambios físicos. Por ejemplo cuando sentimos rabia, elevamos la voz y apretamos los puños o cuando sentimos miedo el corazón se nos acelera, de igual manera cuando estamos contentos, sonreímos. Pero en ocasiones algunas emociones pueden bloquearse y no encontrar una salida adecuada.
http://www.emujer.com/psicologia/convierte-las-emociones-negativas-en-una-saludable-energia-positiva.html