No se habla por hablar

No es fácil hablar claro, hablar bien. Muchas veces no conseguimos decir exactamente lo que pensamos ni logramos expresarnos de manera adecuada. Y no basta con poner mucha voluntad en hablar lo mejor posible. Simplemente hay que conseguirlo. En nuestro mundo moderno resulta cada vez más importante dominar la expresión, conocer y explotar al máximo los resortes de ese mecanismo es la lengua. Controlar el código lingüístico es imprescindible para relacionarnos positivamente con nuestro entorno y para sacar el máximo partido a todas nuestras relaciones ya sean sociales o académicas.

Aristóteles (para mí un gran filósofo), con toda razón decía que hay que hablar bien para convencer, para que se adapten nuestros puntos de vista y ganemos la confianza de los temas. Hoy, probablemente no utilizaríamos esa palabra, diríamos que comunicamos para seducir, para agradar... pero en definitiva consiste aproximadamente en lo mismo. En el fondo nunca se habla por hablar. Nos comunicamos para satisfacer nuestras necesidades: conseguir un trabajo, aprobar un examen, superar nuestra soledad, brindar nuestro afecto, relacionarnos con los demás, defender nuestras opiniones, obtener información, pensar en voz alta, expresar nuestro estado de ánimo, maldecir, engañar, expresar, ordenar o suplicar.

Saber hablar no sólo sirve para sacar partido a nuestras relaciones, hablar bien supone pensar mejor. Cuando cuidamos nuestra expresión también mejoramos el contenido de nuestras palabras. Seguro que la mejor receta para el claro hablar bien es pensar, previamente lo que vamos a decir. Es sencillo pero lo olvidamos. Solemos actuar precipitadamente y hablamos al mismo tiempo que pensamos sin calcular el efecto de nuestras palabras. Un ejemplo: si en lugar de decir yo ya te lo dije nos acostumbramos a decir eso podría pasarle a cualquiera, no sólo tendríamos una expresión más educada y evitamos quizás una discusión, incluso podemos llegar a creérnoslo y aprender a respetar realmente el derecho que tienen los demás a equivocarse, una persona tiene derecho a equivocarse muchas veces en la vida, pero no a cometer el mismo error dos veces, que tampoco están nada mal. El lenguaje forma al pensamiento.

El lenguaje de una persona, su manera de expresarse, actuar un verdadero carnet de identidad es por eso que resulta tan complicado conocer bien a una persona poco habladora. Todo lo que decimos y la manera de decirlo habla. Queramos o no, de nosotros, de como somos. A partir de nuestra expresión se puede obtener gran número de información o informaciones sobre nuestro sexo, nuestra clase social, profesión, residencia (urbana o residencial), ideología profesión, procedencia geográfica o generacional. Si queremos ocultar o resaltar alguna de nuestras características personales, debemos identificar los rasgos que nos delatan, no es fácil. Incluso lo que no decimos puede también dar indicios sobre nosotros.

El lenguaje que utilizaremos debe ser siempre adecuado al contexto, y por tanto lo suficientemente así para cambiar tantas veces como lo requieran las situaciones a las que debemos enfrentarnos. Cada situación, conlleva un gran número de características y, aunque a veces sea poco evidente, hay que detectarlas y tenerlas muy en cuenta para producir o interpretar correctamente el mensaje.

Una persona que sepa adaptarse a múltiples situaciones no sólo nos parecerá viva sino también inteligente. Los hechos valen siempre mucho más que las palabras y sin duda el tipo de palabras que digamos son un hecho para todo el mundo. Las palabras pueden hacer mucho bien o provocar dolor, como muchos de nosotros sabemos muy bien. Es una realidad que es mejor comprender y controlar en todo momento. Reconozcamos, sin embargo, que no es una operación tan difícil y que sólo precisa de un foco de atención y de unas cuantas recomendaciones...en definitiva ahorrarse disgustos es un principio muy saludable y que también debemos observar hablar. Para ello no serán muy útil reconocer que no podemos decir lo que nos venga en gana, decirlo de cualquier manera. Tampoco debemos enterrarnos en silencio guarda porque queríamos que la mejor manera de someter la pata eso no decir nada. -- es otra manera de hablar y también debemos aprender a utilizar la correctamente. Según la situación de debemos responder con nuestro palabra o con nuestro silencio. Como dijo alguien "siente ahí tiempo para soltar palabras, pero no para retirarlas. Ante todo hay que pensar antes de hablar. Hablar es tarea fácil o difícil, como pensar, y hablar de una manera adecuada es lo mismo que pensar correctamente. El ser humano no es tan racional como se cree. Por supuesto que pensamos, a veces incluso sin proponerlos, pero no siempre lo hacemos de una manera completa, ordenada, totalmente conscientes, se puede hablar de todo, incluso de lo más delicado, de lo más arriesgado, impreciso o difícil, a condición de que nos tomemos el tiempo necesario para averiguar cómo decirlo. Y nuestras palabras no sólo se dirigirán cerebro y quien no se escucha, sobretodo tendrán en cuenta su sensibilidad, su ánimo. Su lado no racional. A todos nos ha pasado. Palabras dichas con mesura y con la mejor de las intenciones, caen inexplicablemente como patadas por quien no hemos prestado suficiente atención a la psicología del individuo del momento. Antes de hablar ordenaremos siempre nuestras ideas. Lo que para nosotros es ser coherente, lógico o incluso evidente puede que no sea para quienes está escuchando. Pensemos ante todo, se sentirá otro personales es de nuestras palabras quisieron, que hemos escogido puede ser malinterpretado contra. Tengamos en cuenta las creencias de nuestro interlocutor, relaciones y conocimientos, situación, visión del mundo o intenciones objetos. Una vez hecho esto debemos hablar de manera más sencilla, más práctica, no hay que andarse por la rama. No sirve complicarse en hablar. Si hay que decir algo buscáramos la manera más correcta de decirlo pero lo diremos sin preámbulos. La mejor manera es siempre lo más sencilla. Utilizaremos palabras y frases cortas. La brevedad es siempre más práctica y útil.

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