En cierto sentido, nuestra identidad es la suma al de nuestros recuerdos. La mayoría de gente conserva todo tipo de recuerdos-buenos, malos y desagradables-que, juntos, dan una idea bastante aproximada de la clase de vida que ha llevado. Una parte considerable de nuestro sagrado almacenamiento de los recuerdos puede encontrarse en la mente inconsciente. Si sólo hay en la razón, es ahí donde encontraríamos los recuerdos desagradables que hemos reprimido para proteger nuestro yo. Pero la máxima de Sócrates "conócete a ti mismo" implica que el conocimiento consciente de la memoria inconsciente de cada uno es vital para comprenderse a sí mismo.
Desde el punto de vista filosófico, tenemos más poder sobre el malestar que provocan los recuerdos desagradables de lo que muchas teorías psicológicas y psicoanalíticas se admite. Lo que ocurre en nuestra memoria es un conjunto de circunstancias. Nadie tiene poder para cambiar los acontecimientos del pasado, y tenemos que enfrentarnos a este con toda la sinceridad posible para comprender estos acontecimientos y a nosotros mismos. Pero los acontecimientos pasados y nuestro papel en ellos no son más que conjunto de circunstancias presentadas a la mente activa, y (con la filosofía como guía útil) tenemos una libertad considerable para elegir nuestra visión o interpretación del pasado. Como epíteto no recuerda, no son las circunstancias en sí lo que causa bienestar malestar, sino la forma en que las vemos nosotros
También elegimos como estamos implicados en los acontecimientos presentes, y así, como formamos lo pronto será nuestro pasado. Si quieres tener mejores recuerdos, empieza esforzar el presente. Las cosas buenas que acaso y se los puedo recuerdos del mañana. Deberías intentar librarte de la vinculación a los malos recuerdos. Si lo consigues, evitarás una gran cantidad de malestar. Tendrás que saber cómo puedes lograrlo y cómo es posible hacerlo, claro. No es necesario destruir las neuronas ni que radiques tus recuerdos. Una de las peores formas es intentar vivir del pasado. Las personas que intentan evitar recordar sucesos desagradables, o que intentan insensibilizarse al sufrimiento que les provocó el recuerdo de cosas desagradables (con alcohol, drogas u otros medios) suelen acabar consolidando su
apego a estos recuerdos.
Es mejor preguntarse: "¿de quién son estos recuerdos?" Aunque tú tengas una entidad basada en gran parte en recuerdos concretos y los recuerdos que de ti tienen otras personas, su esencia mala más profunda-su verdadero yo-no depende de esos recuerdos en sí. Descubre quién es ese "yo"-ayudado, sino recuerdos-y peligrara en el
apego a los recuerdos que posee su identidad. Si la identidad memoria, somos un recipiente lleno de ideas, juicios, aficiones, aspersiones, deseos y
apego de todo tipo. Pero, al principio, el recipiente estaba vacío. Regresa de su estado original y tus recuerdos eran como las hojas de los árboles, hojas que son hermosas a la vista, pero hay también sus atributos en cada estación. Apreciar la belleza de las hojas cambiantes como recordar sin
apego. Los brotes en la primavera o los colores del otoño no provocan malestar a nadie que admire el bosque! Al contrario! Tampoco los recuerdos delicados, o los animados, deberían provocar malestar de quien admira la vida! Al contrario!
En resumen, todo lo que estamos acostumbrados a hacer puede hacerse mejor sin
apego. Además, liberarnos de nuestros vínculos aumenta lo bueno de nuestros actos y reduce lo malo y lo desagradable.
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