Túmbate en tu cama o en el suelo, cierra los ojos y respira profundamente tres veces.
Con cada respiración, tu cuerpo está más y más relajado.
Imagina que acabas de nacer.
Estás en tu pequeña cuna, tapado y protegido.
Escuchas hablar a las personas que hay a tu alrededor.
Son voces que te hacen sentir tranquila.
Siente el tacto de la ropa, huele el olor de tu cuerpo, sé consciente de que estás ahí tumbando.
Apenas puedes abrir los ojos, pero no lo necesitas para saber lo que está ocurriendo cerca de ti.
Disfruta de la sensación de sentirte protegido y sin obligaciones.
No tienes nada que hacer.
Tan solo estar ahí moviendo los dedos de tus manos y mirándolas.
Mueve cada parte de tu cuerpo. Tus piernas llegan a tu boca y chupas los dedos de los pies, sin
problema ninguno.
Te sientes ágil y feliz.
No hay pensamientos que te incomoden. Todos se han ido.
Estás aquí y ahora.
Protegido.
Respira profundamente una vez.
Abre los ojos.
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