Pronunciad la palabra «sacrificio» y veréis cómo
inmediatamente los rostros se ensombrecen porque, para la
mayoría de los humanos, esta palabra se identifica con
privaciones y sufrimientos. Para un espiritualista, por el
contrario, esta palabra significa amor, felicidad, belleza porque
sabe que, renunciando a ciertas cosas que le gustan, que le
favorecen, saboreará en un plano superior satisfacciones más
grandes.
El sacrificio es la transformación de una materia en otra, de
una energía en otra. Sacrificarse supone ser como un trozo de
madera muerta que se pone al fuego. Antes de entrar en contacto
con el fuego, este trozo de madera está apagado, es inútil.
Pero en el momento en el que acepta entrar en el fuego para
alimentarlo, se convierte él mismo en fuego, calor, luz,
belleza. Liberaros pues de este pensamiento de que el sacrificio
supone sufrimientos y privaciones, porque gracias a él saldréis
de la oscuridad para convertiros en luz."
Omraam Mikhaël Aïvanhov