¿Por qué unas personas gustan más que otras? ¿Qué es lo que le gusta a la gente de los demás?
Elogios y favores
Nos gustan más las personas que nos elogian o hablan bien de nosotros, siempre que no tengamos motivos para pensar que nos elogia para conseguir algo a cambio. No obstante, si empiezas teniendo una mala opinión de alguien y, de manera gradual, tu opinión va mejorando (y, por supuesto, esa persona se va enterando de esa mejoría gradual), gustarás más a esa persona que si hablas bien de ella desde el principio. Esto es así porque a la gente le resulta muy recompensante saber que han logrado hacer cambiar de opinión a alguien.
También nos suele gustar más la gente que nos hace favores, incluso si no lo hace a propósito. Sin embargo, a la gente no le gusta que los demás les hagan favores si estos implican que hay que dar algo a cambio (por ejemplo, cuando te hacen un regalo pero se espera que hagas un regalo a cambio), puesto que lo consideran como una amenaza contra su libertad de acción. La gente tampoco suele querer favores de personas que se van a beneficiar al hacerles el favor. En definitiva, nos gustan las personas que nos hacen favores sin esperar nada a cambio.
Lo más curioso es que también te gustará más una persona a la que tú le haces el favor. Es decir, si consigues que alguien te haga un favor (de manera altruista) le gustarás más a esa persona. La gente siempre quiere creer que tiene buenos motivos para hacer las cosas, de manera que tienden a pensar que si te hacen un favor es porque lo mereces y tienes buenas cualidades. Del mismo modo, si una persona causa un daño a alguien, esa persona pasa a gustarle menos o a no gustarle, puesto que tenderá a pensar que si le ha causado un daño es porque lo merece.
Atractivo físico
Cuando tienes una cita con alguien por primera vez, ¿qué hace que quieras ver de nuevo a esa persona? Al plantear esta pregunta a un grupo de personas, la mayoría no suele decir que es el atractivo físico, pero las investigaciones nos dicen que esto no es del todo cierto. La verdad es que es principalmente el atractivo físico lo que nos hace desear ver a esa persona por segunda vez.
También se ha visto que es importante la similitud en cuanto al grado de atractivo físico, de manea que nos suelen gustar más las personas cuyo nivel de atractivo es similar al nuestro.
Pero el atractivo físico tiene un impacto mucho mayor del que tendemos a suponer. Por ejemplo, las personas más atractivas son vistas como más amables, se les atribuyen mejores cualidades, se las trata mejor, se les concede el beneficio de la duda cuando hacen algo mal y se excusan más sus malos comportamientos, incluso aunque se trate de niños pequeños. Por ejemplo, ante un mal comportamiento, suele pensarse que el niño guapo ha tenido un mal día, y el niño feo simplemente es malo. Por supuesto, la gente no es consciente de que hace esto.
En cuanto al efecto del atractivo físico, existe una diferencia entre los sexos. Los hombres atractivos ganan más dinero que los menos atractivos desde el inicio de su carrera en una determinada empresa. Entre las mujeres, en cambio, el atractivo no ejerce una influencia al inicio de su carrera, pero sí conforme pasa el tiempo que permanece en dicha empresa. Seguramente, esto es así porque los empresarios tienen más en cuenta la posibilidad de que a una mujer se le pueda pagar más por ser más atractiva y, por tanto, se esfuerzan por evitar que suceda, al menos al principio, mientras que no suelen pensar que pasa exactamente lo mismo con los hombres, y actúan sin ser conscientes de lo que está pasando.
En general, cuanto más atractiva sea una persona, más dinero gana. Por injusto que parezca, si te sometes a una operación de cirugía estética que te convierta en una persona más atractiva, empezarás a cobrar más.
Las personas atractivas pueden cambiar incluso la percepción que los demás tienen de las personas que les acompañan. Así, un hombre que acompaña a una mujer atractiva, es visto como más amistoso, con más confianza en sí mismo y tiende a gustar más a los demás.
Similitud
Nos suelen gustar más las personas que comparten nuestras mismas opiniones y están de acuerdo con nosotros. Esto es así, porque estas personas están validando nuestras creencias y reforzando la idea de que estamos en lo cierto, lo cual nos resulta agradable y hace que esa persona nos guste más. Además, la gente tiende a evitar a (aún en mayor medida) a quienes no están de acuerdo con ellos, ya que su desacuerdo trae a su mente la posibilidad de que estén equivocados, lo cual resulta desagradable y confuso.
La gente también suele pensar peor de aquellos que tienen opiniones contrarias a las suyas, dando que les atribuyen cualidades más negativas ("si piensa así es porque es un incompetente, ignorante, estúpido, inculto, etc."). Sin embargo, las que más nos gustan son las personas que empiezan estando en desacuerdo pero logramos hacerles cambiar de opinión. Dado que esto nos aporta una agradable sensación de triunfo, dicha sensación hace que la persona nos guste más.
Además, si alguien nos gusta, tendemos a pensar que comparte nuestras actitudes y opiniones. Es decir, si conoces a alguien y enseguida te gusta, tiendes a pensar que comparte tus opiniones (pues de lo contrario no te gustaría). Por supuesto, si te pararas a pensar esto con más profundidad, podrías llegar a la conclusión de que no conoces a esa persona y, por tanto, no sabes si comparte dichas opiniones, pero por lo general, no nos paramos a pensar demasiado, sino que dejamos que nuestra mente inconsciente haga todo el trabajo posible.
Cuando sabes que gustas a alguien
Uno de los factores más importantes para que una persona guste a otra es que sepa que gusta a esa persona. Es decir, haz saber a un apersona que te gusta (directamente o enterándose por otros), y tú le gustarás más.
Por ejemplo, si tras una interacción con una persona, alguien te dice después que le has gustado (aunque sea una invención), en tu segunda conversación con esa misma persona te comportarás de un modo más agradable (hablarás más de ti, serás más amable, estarás más de acuerdo con sus opiniones), y eso hará que tú también le gustes más a esa persona y que ella te guste aún más a ti. Por el contrario, si te dicen que no le has gustado, te comportarás de un modo que haga que no le gustes.
Así pues, una persona insegura que tiende a pensar que no gusta a los demás, realmente acabará no gustándoles debido a su propia expectativa y comportamiento con los demás.
En definitiva, si quieres gustar más a alguien compórtate como si supieras que tú le gustas o como lo harías si te gustara a ti (o mejor aún, ambas cosas).
Autoestima y competencia
Cuanto más insegura es una persona, menos selectiva será. Así pues, si eres una persona insegura y con baja autoestima, te gustará casi cualquiera que te diga que le gustas. También sucede a menudo que la persona insegura prefiere a personas menos atractivas o competentes para reducir la posibilidad del rechazo.
Los hombres con autoestima baja se sienten más atraídos por mujeres tradicionales, mientras que los que tienen una autoestima alta prefieren a mujeres con valores más feministas (independientes, asertivas, etc.). Este tipo de mujeres son vistas como una amenaza por los hombres que tienen baja autoestima, de manera que tienden a despreciarlas como un modo de sentirse mejor y proteger su autoimagen. Un hombre con una alta autoestima no se ve amenazado por este tipo de mujeres.
En cuanto a la competencia, en general nos gustan más las personas más competentes, pero solo hasta cierto punto. Cuando una persona es percibida como demasiado competente y perfecta, los demás suelen sentirse incómodos y el resultado es que esa persona les gusta menos. La gente necesita ver cierto grado de falibilidad en los demás para sentirse mejor.
¿Qué hacer para gustar más a los demás?
En definitiva, para gustar más a los demás:
Piensa que le gustas a esa persona y compórtate en consecuencia (sé amable, habla de ti, sonríe, etc.)
Hazle y pídele favores, siempre que sean razonables y sin esperar nada a cambio.
Busca temas en los que compartáis la misma opinión y hablad de ellos.
Dile que te gusta, te cae bien, le sienta bien su nuevo corte de pelo, etc. Procura ser sincero en esto (y no pasarte). Simplemente presta atención para ver aquello que te gusta, y díselo.
Trabaja tu autoestima. Gustarás más si tienes una buena opinión de ti, seguridad y confianza (y te sentirás mejor contigo mismo).
No seas perfecto.
Procura estar lo más atractivo posible. Ten en cuenta que el atractivo físico no es solo ser guapo y tener un cuerpo perfecto. Hay mucho más, como el lenguaje no verbal, el modo de estar, la ropa, la elegancia, el encanto personal, etc. Conoce tus puntos fuertes y foméntalos y olvídate de los defectos.
No te tomes demasiado en serio esto de gustar a los demás. Hay situaciones en las que resulta más importante (como a la hora de conseguir un trabajo o ascender en la empresa), pero no pretendas gustar siempre a todo el mundo. Limítate a intentar disfrutar de su compañía, tratar de ver lo mejor de los demás y ser amable con ellos, y lo demás vendrá por sí mismo.