La esperanza se produce cuando deseamos y creemos que podemos lograr algo que queremos. Es una actitud positiva que puede tener beneficios en sí misma. Si eres una persona que habitualmente tiene poca esperanza, tal vez es el momento de hacer algo para aumentarla.
Las personas que tienen esperanza suelen obtener mejores resultados en todo lo que hacen. La esperanza nos empuja a actuar, nos ayuda a tomar decisiones y nos mantiene motivados y en marcha.
Además, la esperanza va acompañada de emociones positivas, como entusiasmo, felicidad o confianza y nos hace más amables y amistosos con los demás. La falta de esperanza, en cambio, se relaciona con letargo y emociones negativas y con una menor probabilidad de alcanzar nuestras metas.
Las personas con más esperanza sienten menos estrés ante los obstáculos, se ven más capaces de superarlos y se plantean más metas y objetivos por alcanzar. Esto hace que sus vidas se enriquezcan y sean más completas. La falta de esperanza empobrece la vida de las personas, porque intentan realizar menos cosas y tienen menos experiencias, llevando vidas más vacías.
Los componentes de la esperanza
La esperanza está formada por varios componentes. Si los conoces y los tienes en cuenta, podrás trabajar en ellos para aumentar tu nivel de esperanza cuando veas que te está faltando.
Las metas. En primer lugar se encuentran las metas que la gente establece. Si no tienes esperanza creerás que no vale la pena intentar nada y no te plantearás ninguna meta, de modo que ni siquiera lo intentarás. Por tanto, si quieres aumentar tu nivel de esperanza, empieza por plantearte metas que alcanzar en tu vida.
Las rutas. En segundo lugar, las personas idean los modos de alcanzar dichas metas. Es decir, las “rutas” que te conducirán hacia tus objetivos. Las personas con niveles altos de esperanza no solo son más capaces de idear dichas rutas, sino que también son más capaces de idear rutas alternativas cuando las iniciales fracasan. En cambio, la falta de esperanza hace que seas menos capaz de pensar modos de alcanzar tus metas y aumenta la probabilidad de que abandones al menor obstáculo. Pero lo cierto es que a veces alcanzar nuestras metas se convierte en una verdadera carrera de obstáculos, y solo los más perseverantes logran tener éxito. La esperanza te ayuda a perseverar ante los obstáculos, porque esperas alcanzar tu meta de un modo u otro, piensas que al final lo lograrás, que solo hace falta más esfuerzo, tienes fe y confianza. Esto, por sí mismo, aumentará mucho tus probabilidades de éxito.
Confianza en la propia capacidad. El tercer componente se refiere a la capacidad que una persona considera que tiene para alcanzar la meta que ha establecido mediante las rutas ideadas. Consiste en una autocharla que sirve para crear la motivación necesaria para seguir adelante y tener éxito. Por ejemplo: “Voy a hacer lo que he pensado y así seguro que lo consigo, creo que es un buen plan y que estoy tomando buenas decisiones; voy a esforzarme y lo lograré”.
¿Has perdido la esperanza?
A veces la vida nos golpea con fuerza. Intentas lograr algo y no lo consigues, llevas tiempo luchando y parece que se acumulan en tu camino más fracasos que éxitos. En circunstancias como estas no es difícil perder la esperanza.
En otras ocasiones, en cambio, las personas tienen una actitud pesimista ante la vida de manera general. Tal vez en tu infancia aprendiste a no esperar demasiado de la vida. Pero si esperas poco de la vida, lo más seguro es que obtengas poco. Si esta ha sido tu actitud hasta ahora, es el momento de empezar a cambiar, porque puedes aprender cómo aumentar la esperanza y, por tanto, enriquecer tu vida y alcanzar muchas más metas de las que has alcanzado hasta ahora.
http://motivacion.about.com/od/psicologia_positiva/a/Los-Beneficios-De-La-Esperanza.htm