Desde hace muchos años, los grandes maestros espirituales afirman que el cuerpo humano se puede programar por medio de los pensamientos, las palabras y el lenguaje. Las palabras constituyen poderosos instrumentos de transformación y cambio profundos. Pensadas, pronunciadas, escuchadas, están siempre presentes no sólo en nuestra relación con los demás sino también en nuestro diálogo interno.
Las palabras son la base sobre la cual labramos nuestras experiencias, quedan registradas y producen tarde o temprano un efecto enorme que puede ser tanto creador como destructor. Los ángeles nos enseñan que la salud, la abundancia y la paz mental pueden mantenerse indefinidamente si nos centramos en emociones, sentimientos, pensamientos y palabras armoniosas, amorosas y por demás bien intencionadas.
Los pensamientos son tan mentales como el proceso de creación mismo. Como hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza, todos somos creadores y generamos continuamente lo que pensamos y decimos. Este don de crear mediante la palabra aparte de maravilloso y eficiente debe ser honrado y apreciado. Así que desperdiciar nuestra energía en pensamientos negativos o inútiles y palabras inadecuadas, lo único que genera es una contaminación energética que afecta a todo el planeta.
Mal utilizadas las palabras crean limitaciones y fronteras a nuestros propios sueños. De manera que preste atención a lo que habla. La energía de cada palabra que pronuncia afecta no solo a quien se la dice sino también a usted mismo y al mundo que lo rodea. Lo que dice a otros se proyecta como si se lo dijera a usted mismo. Busque espacios para hablar con amabilidad con respecto de usted y de los demás, empleando palabras amorosas, cálidas y consideradas.
Obviamente las palabras se originan en los pensamientos. Los ángeles enseñan que hay que empezar por analizar qué clase de pensamientos, imágenes y sentimientos se permite albergar en su mente y cuerpo. Son los correctos? Si no es así, deseche todo aquello que le produzca daño. Los pensamientos que hospeda en su mente y las palabras que expresa ahora mismo, aquí, hoy y ahora definen su futuro. De ahora en adelante antes de hablar piense en las consecuencias que pueden acarrear sus palabras.
Cada pensamiento y por ende cada palabra tienen una manifestación; positiva o negativa. Todo lo que sucede es producto de lo que piensa y lo que dice. Los ángeles aconsejan además revisar cuáles son esas palabras o frases que recurrentemente dice y que se han convertido en un obstáculo en su vida. Pídales que le ayuden para que cada vez sea más consciente y las cambie retomando el control de su lenguaje. La calidad de sus pensamientos y palabras determinan sus condiciones de vida.
Si así lo quiere, los ángeles pueden guiar sus palabras. Pídales hoy que impregnen su vocabulario con amor y energía sanadora. Para atraer y manifestar lo que desea, invoque a sus ángeles para que lo ayuden a cambiar, vigilar y cuidar lo que piensa y lo que pronuncia. Aunque no es una tarea sencilla, con la guía de sus ángeles, su propia intención y con la práctica continua, poco a poco se pueden ir modificando las estructuras de pensamiento y habla.
Las palabras que usa, las que piensa, dice, escribe acerca de usted mismo, de los demás y de todo su entorno, afectan significativamente el sentido de su existencia. Unas pocas palabras negativas son suficientes para llenarse de rabia, disminuir la energía y tensionar el cuerpo. La mente es una herramienta valiosísima; póngala a trabajar a su favor.
Respecto al poder de la palabra, los ángeles sugieren:
Escoja las palabras que reflejen verdaderamente lo que desea.
Hable con amor y bondad respecto de usted mismo y de los demás.
Envíe energía amorosa a su futuro al expresarse positivamente. Las palabras de amor son vibraciones que se expanden por el cosmos hasta el infinito. Nada posee un efecto tan transmutador como el amor mismo.
Propóngase ver lo mejor en su interior y en el de los demás, ya verá como las situaciones que antes lo molestaban comienzan a cambiar.
Si todos entenderíamos la grandeza de este poder y trabajáramos colectivamente unificando nuestros pensamientos y palabras con objetivos comunes, seriamos capaces de lograr lo inimaginable.
Martha Muñoz Losada