Señor Dios, dueño del tiempo y de la eternidad: Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al acabar un día más, quiero decirte gracias por todo aquello que recibí de Ti.
Gracias por la vida y por el amor, por las flores, por el aire y por el sol, por la alegría y por el dolor, por lo que fue posible y por lo que no fue.
Te ofrezco todo lo que hice, el trabajo que pude realizar, las cosas que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a mi familia, mis hijos, los amigos de siempre, las amistades nuevas, los antiguos amores, y al amor de mi vida.
Te presento a los que están cerca de mí, los que pude ayudar, y aquellos con quien compartí la vida, el trabajo, el dolor y la alegría.
Hoy, también Señor, te quiero pedir perdón.
Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra dura e inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías, y por el trabajo mal hecho, perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración que poco a poco fui aplazando y que ahora vengo a presentarte, por todos mis olvidos, descuidos y silencios, nuevamente te pido perdón.
Que los próximos días sean siempre bendecidos.
Detengo mi vida delante del calendario y te presento mis días, que únicamente Tú sabes si llegaré a vivirlos.
Quiero vivir cada día con optimismo y bondad, llevando a todas partes un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas o que lastimen.
Abre sí, mi ser a todo lo que es bueno.
Que mi espíritu sea repleto únicamente de Tu Gracia y de Bendiciones para que las derrame por donde quiera que pase.
Hoy, Señor, te pido para mí, mis parientes y amigos, la paz y la alegría, la fortaleza y la prudencia, la lucidez y la sabiduría.
A mis amigos del mundo, que leen este mensaje, llénalos de Tu Bendición, Sabiduría, Paz y Amor.
Y que nuestra amistad dure para siempre en nuestros corazones.
Lléname, también, de bondad y alegría para que todas las personas que yo encuentre en mi camino puedan descubrir en mí un poquito de Ti.
Danos siempre días felices, y enséñanos a repartir felicidad.
Dios te continúe bendiciendo, para que seas bendición para otros.
Amén