Algunas personas, casualmente las que más se quejan de “lo mal que está todo”, viven sus vidas a la espera de que ocurra algo para poder comenzar a sentirse felices y satisfechos consigo mismos.
Estas personas que planifican el futuro para llegar a alcanzar las metas que tanto ansían, se olvidan de vivir el presente:
- Cuando me compre el coche por fin seré feliz; ya no tendré que viajar en transporte público.
- Cuando por fin mi jefe se dé cuenta de lo trabajador que soy me ascenderá y podré empezar a disfrutar de este trabajo.
- Cuando encuentre el amor verdadero, la vida por fin comenzará a sonreírme.
- Cuando mis hijos acaben el colegio podré viajar a donde quiera y eso será la verdadera felicidad.
- Cuando consiga comprar una casa más grande viviremos todos más felices en ella…
Las personas nos hemos acostumbrado a vivir a la espera de que ocurran ciertos acontecimientos que finalmente nos traerán la que creemos será la verdadera felicidad a nuestras vidas. Y esta es una de las cosas que más tendríamos que cuidar cuando planificamos nuestras metas o los objetivos que queremos alcanzar en el futuro.
Es cierto que empeñarnos en conseguir algo, y lograrlo, es una experiencia que nos inunda de satisfacción, pero lo que la investigación ha demostrado es que la alegría que sentimos en ese momento se disipa con facilidad, no se parece a lo que habíamos soñado mientras trabajábamos duro para alcanzar el objetivo. Porque una vez que logramos nuestra meta, rápidamente nos acomodamos a la nueva situación y empezamos a sentir esa punzada en el estómago de que algo nos falta. Y uno se plantea “¿es que no voy a sentirme nunca completamente feliz?”.
La felicidad se encuentra en el camino que recorremos, no en la meta que alcanzamos. Y si no estamos atentos al camino, creemos al llegar que no merecía la pena tanto esfuerzo.
Busca en el camino hacia tus metas, tal vez haya algo en él que no estás aprovechando, algo de lo que podrías disfrutar y a lo que no estás prestando atención. Lo que al final nos va a dar la medida de lo felices que hemos sido en la vida no es lo conseguido en ella, sino cómo la hemos vivido.
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