Cuando comenzamos por primera vez a trabajar sobre una meta, estamos llenos de pasión, fuego y emoción en nuestro interior. Nos sentimos invencibles y sabes que podemos lograr lo que deseamos. Empezamos a correr hacia ese objetivo, decididos a provocar que eso suceda, y sabemos que podemos hacer que pase lo que deseamos.
Entonces, es cuando comenzamos a encontrar algunos obstáculos en el camino. Se puede luchar contra algunos de ellos, pero después, empezamos a poner excusas para no trabajar más en esos objetivos. Se pierde el interés y nos dejamos confundir con las actividades diarias. Antes de que nos demos cuenta, nuestra meta paso a “otro plano” y ya no estamos más enfocados en ella. Pero lo que es peor aún, es que creemos que ya no podemos hacer realidad nuestro sueño. Entonces, ¿Qué nos pasó? Para realizar un análisis de la situación, hay cuatro ingredientes claves que pueden hacer realidad los sueños.
Las primeras preguntas que te debes hacer son:
¿Por qué? ¿Cuál es tu motivo para querer esta meta en particular? Supongamos que tu meta es comprarte una casa. Pregúntate ¿Por qué quiero esto? Tu respuesta puede ser algo como…”porque quiero ser el dueño de mi propiedad, en lugar de tener que pagar todos los meses una renta por el resto de mi vida”. Entonces, ¿Por qué? ¿Qué importancia tiene para ti tener tu propia casa o pagar una renta? Tu respuesta puede ser… “porque quiero tener la casa para cuando me retire del trabajo, así no tengo que preocuparme por pagar un alquiler o una hipoteca con mi ingresos”. Eso está muy bien! ¿Lo vas a hacer por ti o por otras personas? Pregúntate siempre ¿Por qué?, y escribe las respuestas hasta llegar al fondo de tu deseo. Una vez que veas con claridad que es lo que te motiva en tu mente… sabrás qué camino seguir.
¿Crees que lo mereces? Muchos de nosotros luchamos con nuestra autoestima baja y sentimos que no merecemos tener éxito y abundancia en la vida. ¿Sabes qué? Si no crees que lo mereces, vas a resistirte cuando te llegue esa oportunidad y la dejarás pasar delante de tus narices.
Puedes hacer esto de manera inconsciente, para sabotear tu propio esfuerzo o negarte a intentar alcanzar esa meta.
En primer lugar, debes comprender que realmente te mereces el éxito y la abundancia en tu vida. Además, debes estar dispuesto a recibirla. Somos muy buenos en dar ayuda a los demás, pero cuando se trata de nosotros, no estamos abiertos a recibirla. Creemos que es mejor dar que recibir, y en cierto modo, lo es. Pero esto no significa que tenemos que cerrar todas las posibilidades, hay determinadas personas, de las que debemos aprender a recibir su ayuda.
Siempre cree en tu mente que te mereces ser una persona exitosa y llena de felicidad. Luego acepta la abundancia cuando llegue a ti. Haz la siguiente afirmación cada día y en todo momento “acepto la totalidad de la abundancia y la felicidad que el universo tiene para mí, AHORA”.
Paso a paso. Si tu meta es comprar una casa, es muy probable que tengas que cumplir primero, metas más pequeñas. Tendrás que ahorrar para dar el pago inicial de tu futura casa. También puede que tengas que terminar de pagar algún crédito o saldar la deuda, para solicitar un nuevo préstamo. Tienes que establecer cuáles son los pasos que tienes que seguir para que esa meta se concrete. Siempre mantén presente en tu mente tu objetivo final, pero al mismo tiempo, debes dar esos pasos anteriores, ya que son un requisito necesario para materializar tu sueño.
Escribe una lista de los pasos que debes dar para que te oriente el camino a seguir. Luego comienza a trabajar en ellos, uno a uno. No te abrumes ni te ciegues con un pensamiento único de la gran meta. Siempre son necesarios esos pasos anteriores.
Pase lo que pase sigue adelante con tu meta. No importa los inconvenientes que se te presenten. No importa si tu determinación empieza a desvanecerse. El éxito vendrá cuando no renuncies a él. Hazte una promesa a ti mismo que continuarás trabajando para lograr tu meta, sin importar lo que pase. Escríbela y colócala en algún lugar donde la puedas ver. Lee tu promesa en voz alta todos los días.
Recuérdate a ti mismo que nada va a cambiar a menos que tú decidas cambiarlo. Carga tu mente con pensamientos positivos y sigue adelante. Si te surgen inconvenientes, encuentra la manera de solucionarlos. Si no puedes modificarlo a ese obstáculo, entonces cambia el enfoque y comienza a trabajar sobre otro aspecto de tu meta. Muchas veces, los obstáculos se desvanecen si les das el tiempo suficiente para que la solución surja en el momento menos esperado. Deja que tu energía sea brillante y queden atrás todas tus dudas y temores. Siente en tu interior que tú puedes hacer que todo lo que deseas se manifieste en tu vida.
Autor: Ana Varik