Nosotros los seres humanos somos entidades, que se hallan situadas en una gran variable de dimensiones, es decir que somos multidimensionales, tenemos siete cuerpos o vehículos conviviendo a la misma vez en un universo paralelo de siete dimensiones, en donde simultáneamente es posible a su vez, la conexión con nuestra realidad y con otras realidades, las cuales pueden llegar a ser universos paralelos perceptibles mediante los planos de la conciencia, estos son estados vibratorios de sinfonía espiritual, mental y físico.
La vibración es la que nos permite la comunicación y el intercambio y convivencia de estos espacios, esta a su vez puede ser física, sensorial o telepática, es decir mental, astral, o para expresarnos de una manera diferente interdimencional.
Esta comunicación la podemos materializar y efectuar con otras personas dentro de nuestra realidad, o inclusive trascendiendo las fronteras de lo establecido con el alma grupal de los animales, con los elementos de la naturaleza, e inclusive se puede establecer esta comunicación interdimencional con aquellos que ya habiendo desencarnado no lograron desprenderse ni han trascendido a los apegos del plano físico.
En este aspecto siempre se debe tener en cuenta que hay cosas, que mas allá de que no se puedan no se deben.
Al tomar conciencia de que somos seres limitados, con mayor razón podríamos pensar en efectuar comunicaciones con seres extraterrestres mas avanzados y que estos nos visitaran con influencia de alta tecnología, o también con misteriosos y antiguos o legendarios seres intraterrestres remanentes de civilizaciones ya extintas o desaparecidas de los mapas, estas ocultas en las profundidades de la corteza terrestre, o con luminosos e inmateriales seres ultraterrestres a los que hace ya bastante tiempo se los ha hecho conocer como Ángeles o arcángeles.
El fin de la comunicación es el mutuo aprendizaje. Todos y cada uno de nosotros poseemos mucho para enseñar y también mucho por aprender, motivo por el cual es de gran ayuda permanecer en todo momento abiertos, aprendiendo a escuchar, debido a que solo el que sabe escuchar es quien realmente puede aprender y en su momento podrá y sabrá transmitir lo aprendido.
En el universo no hay nadie que sea mejor que nadie, somos todos iguales, con las mismas condición es e ideales.
Solo que cada quien se halla en un momento diferente de evolución, y a muchos de nosotros nos puede beneficiar la observación y el análisis de diferentes procesos.
Además nadie se halla real y completamente aislado en su totalidad del resto, si no que mejor dicho la idea es la interacción continua y constante.
A causa de esto nadie que ejerza la profesión de maestro, en sus amplios significados, pudo haber saltado la etapa del discipulado, y tampoco existe nadie que habiendo aprendido a ser buen discípulo desaproveche la oportunidad de crecer y de seguir aprendiendo como un buen maestro.
La humanidad se halla en la condición de discípulo de la vida.
Hoy por hoy todo, hasta lo más ínfimo, nos enseña, todo nos dice algo, si sabemos mantener los sentidos despiertos y en espera de crecer mentalmente y de ampliar sus conocimientos, además enseña mantener siempre abierto los sentidos físicos también.