El test de los colores de Lüscher, se utiliza para el análisis de la personalidad y la solución de conflictos y puede describir el estado interior y anímico de una persona.
Este análisis puede determinar la capacidad de rendimiento y de goce; la imagen de si mismo, la relación de pareja y las expectativas de futuro; ayudando a reconocer las causas inconscientes de los conflictos para encontrar el equilibrio.
La evaluación incluye un número de tarjetas con distintas gamas de colores que definen el estado emocional de una persona.
Los azules, indican cuáles son mis sentimientos respecto a una persona muy cercana a mi. Señala la pretensión de alcanzar la armonía y la unidad por medio de la entrega pacífica.
Los verdes, caracterizan el control interno, la fuerza de voluntad y la capacidad de disfrutar. Cómo quiero ser. El verde tiene un efecto estable y constante y representa valores sólidos, firmeza de convicciones y estable autoestima, dignidad, prestigio moral y respeto. Donde faltan estos valores se expresan con la apariencia.
Los rojos señalan la actividad, la iniciativa y la reacción ante los desafíos. Cómo reacciono ante los desafíos. El rojo es el impulso de vivir, luchar y conquistar para alcanzar la armonía. Expresa la confianza en las propias fuerzas y en uno mismo.
Los amarillos representan la actitud anticipatoria, las expectativas ante el futuro y ante nuevos encuentros. Lo que en estos momentos espero del futuro. El amarillo tiene un aspecto semejante al sol, claro y brillante. Transmite una sensación de ligereza y carece de profundidad. En muchos aspectos la superficialidad es característica del amarillo. Significa desapego, cambio y liberación y es considerado el color de la inspiración y la redención.
El naranja tiene el esplendor del amarillo y la excitación del rojo. Es el color de la iluminación.
El violeta significa la transformación que traspasa las fronteras y la trascendencia a otro mundo donde rigen los valores emocionales, como también la disposición a la sugestión y a la manipulación. Es el color de la mística, de la magia, del embrujo y del erotismo.
Cada elección de colores describe un comportamiento.
Los colores de conflicto son seis: Azul, Rojo, Verde, Amarillo, Naranja y Violeta; y muestran dónde reside el problema y se utilizan como indicadores para encontrar la solución al conflicto.
El método es muy sencillo. Se requiere concentración en cada uno de los colores y percibir qué sensaciones y qué estado de ánimo generan. Algunas personas pueden llegar a sentir malestar en el punto del cuerpo correspondiente al conflicto.
Hay que tratar de recordar a la persona o a la situación conflictiva y pensar en cada uno de los colores de conflicto, uno tras otro; y prestar atención a las sensaciones que provoque el color y si se adecua o no a la persona o al asunto a investigar.
El color de conflicto azul señala que existe un distanciamiento interno y no se da una relación relajada y llena de confianza.
El color de conflicto naranja significa que resulta inquietante que el objetivo perseguido y los esfuerzos empleados no tengan el efecto deseado ni un éxito satisfactorio.
El color de conflicto verde representa que la persona en cuestión intenta dominar y llevar adelante sus propósitos y su deseo de imponerse sin condiciones.
El color de conflicto amarillo se refiere al cuestionamiento sobre el futuro cuando el desarrollo deseado se mantiene bloqueado o frustrado.
El color de conflicto violeta determina que existe una dificultad para comprender y la sensación de no estar en la misma onda del objeto de interés.
Estos resultados están avalados por la experiencia reunida a lo largo de decenas de años en clínicas psicosomáticas.
Los colores como el rojo y el marrón se perciben como “calientes”. El rojo significa excitación y engendra en cualquiera una sensación estimulante.
Se ha comprobado que la percepción objetiva del color es idéntica para todos, sin distinción de razas ni educación.
El color se corresponde con un estado de ánimo y puede reflejar gran variedad de sentimientos.