A lo que parece el ser humano tiene la idea fija a encontrar una pareja perfecta o simplemente su alma gemela. ¿Difícil, no? Siempre se la busca en las cosas erradas: alguien que sea como tú, con los mismos pensamientos y carácter. ¿Te recuerdas las leyes del Tao (masculino y femenino) e de la física (los opuestos se atraen)?
Las necesidades del amor o la soledad hacen con que el apasionado busque o piense que ha encontrado el amor de los sueños, sin embargo el tiempo se pasa y se pasa para los dos que perdieron tiempo cuando se estaban lejos, debido a la ausencia de uno por causa de la vida agitada que ambos tienen: trabajo, estudio, familia etc.
A veces cuando la relación está “enferma”, uno pide un tiempo a otro con la sencilla excusa de reflejar un poco sobre lo que quiere en verdad. En el fondo no se pasa de una forma educada para decir adiós.
Lo que estaba fuerte ahora está débil y entonces el amor intenta ser el parasito en otra persona. pero esto puede repetirse si no recibir los debidos cuidados, ya que ambos tuvieron relaciones anteriores y tienen experiencia en el tema.
Muchos de los apasionados se quejan, diciendo que su pareja no le ha dado la atención merecida y que se preocupa más con otras cosas, aun cuando los dos ofrecen lo mejor que hay en ellos, aunque no sea suficiente para agradar a un corazón desesperado que a veces no sabe lo que está buscando.
Casi generalizando, yo podría decir que uno de los problemas para que el sentimiento de alguien por otro se destroce es porque el individuo necesita pruebas a diario que su amor realmente le ama. Es como se el amor que uno siente fuese el alimento del otro, para que él también no se enflaquezca. Es un vicio que mucha gente tiene, porque ni siempre consigue amarse y a la pareja por sí sola y por eso precisa sentir que no está amando en vano.
En la cama, por ejemplo, cuando uno comienza a se sentir exhausto, muchas veces encuentra fuerzas para continuar el acto sexual al mirar en los ojos de la pareja y ver sus expresiones de alegría y satisfacción. También es un vicio buscar en otra persona algo que se está en sí propio.
Cuando se ama se torna adicto del sentimiento ajeno. La presencia y las demostraciones de cariño sirven de alimento a quien tiene hambre, pues son vitaminas para los enamorados. ¿Empero, si uno no es capaz de amarse, cómo podrá hacerlo con los demás? ¿Será qué son ellos que deben encontrar la belleza y cualidades que el individuo tiene?
Los amores vienen y van y en el final, sólo restan los sentimientos que alguno día hubo por otra persona. Sin embargo ellos también se van y luego llega otra persona para sustituir el antiguo amor u ocupar un lugar especial en el corazón. Y así se concluye que no era de uno que se dependía, pero de un sentimiento y de sí propio y de la necesidad a saber que se lo es bastante, y que tal persona apenas era la manifestación física de algo completamente espiritual: amor.
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