Celos en la pareja, cómo eliminarlos

¡Qué sufrimiento! No hay, prácticamente, un sentimiento más destructivo que tener celos. Pueden hacer que no tengamos ganas de comer, que no podamos conciliar el sueño, que la jornada de trabajo sea una tortura, que suframos constantes dolores estomacales, que nos duela la cabeza con frecuencia, que estemos en ansiedad constante y al borde de la depresión. Los celos son el monstruo que nos devora desde dentro hacia afuera. ¿Hay alguna manera de controlarlos, disminuirlos, o incluso, eliminarlos? ¿Se puede vivir sin sentir celos? ¿Qué los provocan? ¿Podemos hacer cambiar a nuestra pareja celosa? Voy a hablarte de todo ello, pues considero que muchas personas sufren a diario el ataque voraz de un monstruo que no tiene compasión: Los celos.


En este artículo sólo voy a tratar los celos injustificados, pues hay situaciones en las que la actitud de uno de los miembros de la pareja puede provocar, y con razón, celos intensos.

Una persona celosa es aquella que vive con el constante sentimiento de inseguridad provocada por la posibilidad de perder a su pareja, o por querer la dominación sobre ella. Mientras que el miedo de perder a la pareja es comprensible, el querer dominarla es una actitud condenable ética y moralmente. Empecemos aclarando este último tipo de celos.


Intentar dominar a la pareja, un error.

Hay personas que piensan que su pareja es de su propiedad. Creen que, porque han adquirido un compromiso, por ejemplo de matrimonio, tienen absoluto derecho a controlar y dominar a su amor, pues lo consideran una posesión. Lamentablemente, este tipo de relaciones solo pueden seguir tres caminos:

La persona celosa hace los cambios necesarios para disfrutar de una relación sin tensiones.
La relación termina por romperse, quedando demostrado así que nadie somos propiedad de nadie.
La pareja perdura en un estado de infelicidad mutua, tirando por la borda años felices de convivencia a cambio de años interminables de tensión y sufrimientos mutuos, llegando en última instancia al uso de la violencia, la cual está justamente perseguida y condenada por las leyes de muchos países.


Las personas que creen que su pareja les pertenecen están en un gravísimo error. Es cierto que todos tenemos derecho a que se nos respete, pero una cosa es pedir a la pareja respeto, y otra muy distinta, sumisión. Las semillas de las relaciones se siembran en la tierra del amor, donde la suave lluvia las refresca, donde la brisa acaricia los primeros brotes, donde el entorno es un precioso jardín. Pero algunas personas piensan que, para cultivar las semillas del amor, sólo se necesita un lugar donde ponerlas, y como consecuencia las plantan en la tierra árida del desierto, donde la lluvia refrescante nunca llega, donde, en vez de suave brisa, el calor abrasador y asfixiante durante el día, y el frío implacable durante la noche, hace de la existencia un sufrimiento, donde en vez de la compañía de un jardín repleto de vida, lo único que existe alrededor es la soledad y aislamiento de un árido, caluroso y vacío desierto. No, la semilla del amor no se desarrolla en una relación, pues si no tiene las condiciones ideales, morirá.

Sin embargo, hay personas que tienen miedo a perder a su pareja, porque saben que es una posibilidad real. En caso de que se enamore de otra persona, tendrán que dejarla marchar, pues saben que no se puede obligar a nadie a estar al lado de otra persona que no ama. Para este tipo de relaciones está pensado este artículo, por lo que cuando me refiera a los celos, será pensando en este último tipo, no en el anterior.


El origen de los celos.

Los celos pueden tener muy variadas causas, las tres más comunes son:

Inseguridad desde la infancia.

Es triste ver cómo parejas con hijos pequeños se separan o se divorcian, pues los niños pequeños no tienen culpa de nada. Esto les genera en sus pequeñas mentes un miedo a que la misma dolorosa experiencia se repita en ellos en su vida adulta. La seguridad que proporciona la estabilidad de la relación de sus padres les fue quitada. Cuando inician una relación, viven intentando detectar cualquier aspecto que pueda amenazar la perdurabilidad de la misma, lo que los lleva a pensar que la mejor manera de asegurar el amor es proteger su relación aislándola en una “burbuja”, a salvo de influencias externas.


Experiencias pasadas.

Puede que una persona, en su primera relación, no fuera celosa. Pero, debido a una ruptura, los miedos a que se pueda repetir en un futuro con su próxima pareja, la hace desarrollar un instinto de sobreprotección que da lugar a que se desarrollen los celos.

Baja autoestima.

Este tipo de personas puede que no hayan experimentado, ni en sus padres ni en ellas mismas, una ruptura amorosa. Sin embargo, debido a su aspecto físico, su falta de cualidades valiosas, su escasa confianza en ellas mismas, y una baja autoestima en general, pueden llegar a pensar que casi cualquier persona es mejor para su pareja que ellas mismas. Consideran como una amenaza a las personas que se acercan a su amor y, para remediarlo, evitan las relaciones sociales en la medida de lo posible.


La clave: inseguridad.

Si buscáramos un sentimiento común entre estas tres clases de personas, sería la inseguridad. Es ahí donde se encuentra la raíz de los celos. De hecho, una persona insegura sufre en su relación porque sabe, de manera consciente o inconsciente, que a nadie le gusta estar al lado de una persona insegura. Es normal que crea que casi cualquier persona podría darle más a su pareja de lo que ella misma es capaz de dar. Esto hay que remediarlo.


La solución: Súbete el precio.

Sí, sube el precio de tu valor, de tal manera que si, imaginariamente, tuvieran que pagar por ti, fueras un artículo de lujo. Valórate, pero no quiero que lo hagas con tus cualidades, aspecto físico, habilidades y conocimientos actuales. No te voy a engañar, la persona que no se valora a sí misma, es muy difícil que empiece a valorarse siendo la misma persona que es en la actualidad. Dado que todos podemos mejorar, es momento de que te plantees la necesidad de reconstruirte para aumentar tu valor. En una relación es imprescindible añadir a tu pareja valor, no restárselo. Imagina un garaje lujoso que guarda en su interior un coche viejo, abandonado y oxidado. Ahora imagina un garaje destartalado y a medio caer que esconde en su interior un lujoso vehículo. Un garaje lujoso no quiere guardar en su interior un coche que no vale nada. Al igual, un coche lujoso no quiere ser resguardado por un garaje en ruinas. En las relaciones pasa igual. Si consideras a tu pareja de valor, pero tú no te valoras, ten por seguro que tu pareja no tardará en buscar un valor más alto que el tuyo. Una relación no se mantiene por caridad, sino por amor y valoración de ambas personas. Si tu pareja tiene para ti mucho valor, cultiva cualidades, valores, habilidades, conocimientos y actitudes que te hagan una persona muy valiosa para tu pareja.
Tienes varios artículos en AutoayudaEficaz que te ayudarán a añadir valor a tu vida. Algunos de ellos son:

Somos lo que pensamos.
Establezca prioridades.
Tu autoestima determina tu vida.
Dieta mental para adelgazar, parte 1 y parte 2.
Cómo conservar a tu pareja.
Vencer el complejo de inferioridad.
Autodisciplina y procrastinación.

Mi pareja tiene celos.

Si es tu pareja la que tiene celos y quieres ponerla contra la espada y la pared para exigirle que cambie, no sigas con este artículo, pues lo que voy a explicar ahora es para aquellas personas que aman sinceramente a sus parejas, pero sienten compasión por los celos que demuestra su pareja. La actitud con la que se tiene que ver la siguiente parte del artículo es de querer ayudar, comprender y tranquilizar a tu amor. Solo las personas que creen que pueden llegar a ser felices con su actual pareja deberían leer lo que sigue.

Vamos a ver que podemos hacer por tu pareja. Para empezar, habla con ella sinceramente, que abra su corazón y te cuente si tuvo experiencias pasadas como las descritas anteriormente. Por supuesto, debes elegir un ambiente relajado para este tipo de conversación; puede ser una cena romántica o un paseo por el parque cogidos de la mano. Si es en una cena romántica, prepárala tú como una sorpresa, esto hará que lo primero de todo quede demostrado tu amor por tu pareja. Si optas por un paseo, cógele tú de la mano, pues le transmitirás iniciativa en el amor. Lo que debe primar en este momento es la confianza, el amor y la comprensión.

No comiences la conversación dando la sensación de que quieres decir: “Te voy a ayudar a que no seas celoso/a”, sino transmitiendo algo parecido a: “Quiero entender cómo te sientes, porque te amo y no quiero que sufras, deseo que seas feliz conmigo”. Presta atención a tus palabras, no vayas hacia tu pareja, tiéndele la mano para que ella se acerque a ti. En vez de: “quiero estar contigo”, di: “quiero que estés conmigo”. Esto, inconscientemente, tiene mucho poder psicológico, pues si expresas a tu pareja que quieres acercarte a ella, le estarás transmitiendo que eres tú quién se ha alejado, por lo que te toca a ti acercarte a su posición, la correcta. Sin embargo, expresándole que quieres que ella se acerque a ti, le estarás transmitiendo inconscientemente que es ella la que se aleja y tiene que acercarse a la posición correcta, en la que tú te encuentras.


Refuerza su valor… futuro.

Una vez te explique cómo se encuentra, cuales son sus sentimientos y tú no te hayas alterado o puesto a la defensiva, es momento de reforzar el valor que tu pareja puede conseguir en un futuro. No debes transmitirle que te encanta cómo es, sino que te encanta saber la persona en la que se puede convertir. De esta manera le estarás diciendo de forma indirecta que tiene que mejorar, pero que confías en que lo va a hacer muy bien. Eso le dará las fuerzas para luchar por ti de la forma correcta.

No te voy a decir cómo tienes que seguir desarrollando la conversación, pues cada persona es un mundo. Lo que sí te digo es que, a raíz de esta conversación, debes estar atento/a a los cambios positivos en tu pareja, por muy pequeños que sean, y encomiar y agradecer los esfuerzos y logros conseguidos. Esto demostrará que estás muy pendiente de los cambios y los valoras.

Siempre quedarán celos…

Sí, pero me refiero a aquellos celos sanos. ¿Celos sanos? Por supuesto. Los celos, en su justa medida, nos mantienen despiertos en el amor, evitan que nos relajemos y demos la relación por sentada. Los celos sanos nos hacen innovar día a día para ofrecer a nuestro amor mucho más de lo que cualquier persona pudiera ofrecer. La hace sentirse valorada, querida y segura, a la vez que respetada. Los dos apostaréis sin miedo por una relación así.

Seguro que con estos consejos notarás cambios muy positivos en tu relación. Una vez eliminado el problema de celos, o al menos minimizado a un grado satisfactorio, es momento de equilibrar tu relación de pareja.

http://www.autoayudaeficaz.com/2012/01/celos-en-la-pareja-como-eliminarlos.html