Es fácil tranquilizarse rápidamente, no importa lo que esté sucediendo alrededor de ti, no tienes que quedar atrapado en el estrés o la ansiedad. Es importante aprender a calmar rápidamente estas emociones negativas. Cuanto más te aferres a ellas, más difícil puede ser dejárlas ir. El Zen ofrece muchos caminos para llegar a ser libre de negatividad.
El Zen ofrece medidas agradables y eficaces para calmarse, sentirse bien consigo mismo y encontrar ese lugar de paz en la tormenta.
1. Abre la casa en donde se encierra un tesoro.
Los estudiantes del Zen dicen: “Abre la casa en donde se encierra un tesoro.” Este es un recordatorio de que todos estamos dotados de muchos recursos ocultos en nuestro interior. Con el fin de acceder a estas capacidades innatas, debemos dejar de depender de otros. En su lugar, cada día debemos asumir la responsabilidad de lo que está pasando en nuestro interior. No dirigimos nuestra atención hacia nuestro interior para descubrir quiénes somos en realidad y dejar de rechazar a nosotros mismos y a los demás. Si nos dirigimos hacia nuestro interior, empezaremos a abrir esa casa del tesoro.
2. Presta atención.
Somos lo que pensamos. Cuando nos quedamos obsesionados con una persona, idea o situación, es fácil quedar atrapados en las garras de uno mismo con pensamientos centrados y obsesivos. Cuanto más nos fijamos en lo que es negativo o perturbador, más fuerza se requiere para gobernar nuestra vida. Esto puede contrarrestarse fácilmente.
Toma el control de tu atención y de lo que estás enfocando. Dedica tiempo cada día en la concentración. Esto también se llama la meditación (o zazen).
Siéntate con la espalda recta, no te muevas, sigue con tu respiración natural. Deja que los pensamientos vayan y vengan al azar. No los reprimas, pero no dejes que llamen tu atención de inmediato. Al principio puedes ser asediado por muchos pensamientos y sentimientos sorprendentes, pero si no les pones atención y regresas a tu respiración, estos pronto se apagarán. Detén tu respiración y cuenta del uno al diez, a continuación vuelve a tu respiración normal. Hazlo por lo menos de diez a quince minutos sin moverte. Al no moverte habrás detenido lo que se llama la mente del mono.
3. Detén la mente del mono.
La mente del mono, es la mente que salta de una cosa a los temores, a las próximas demandas, critica y sabotea nuestras vidas. Es la parte de nosotros mismos que nos provoca dolor y miedo. Al tomar las riendas de nuestro enfoque, al no prestar atención o dar respuesta a las negatividades que la mente del mono lanza en nuestro camino, llegamos a ser equilibrados y tranquilos. Al hacer esto con regularidad, ya no seremos arrastrados para pasar por sus sentimientos y pensamientos. En cambio, descubrimos un lugar tranquilo en la tormenta de la que siempre podremos volver a la comodidad y fuerza.
4. Enfócate en las fortalezas y no en las debilidades.
Al concentrarte en tus fortalezas, no en tus debilidades, poco a poco el miedo, la ira y la depresión se desvanecerán. En lugar de luchar con los problemas, aprenderás a estar disponible para las soluciones. Esto se logra con el enfoque. La pregunta que siempre tendrás que hacerte es: “¿Estoy centrado en este momento?” “¿Soy consciente de donde estoy en este momento, o perdido en algún lugar?” “¿Estoy agradecido por lo que tengo, o vivo en los errores que creo que otros me han hecho?”
Renueva continuamente tu vida y confróntate con nuevas tareas, desafíos, oportunidades y soluciones: día tras día.
5. Toma medidas constructivas.
Una vez que te hagas cargo de tu enfoque y lo coloques en lo que estás recibiendo, tienes que estar agradecido. Entonces es fácil dar el siguiente paso y naturalmente; tomar conciencia de lo que otros necesitan de nosotros, lo que tenemos que ofrecer y cómo podemos dar. Entonces hazlo, toma acción. No lo dudes, céntrate en las acciones sencillas y cotidianas, ya que son constructivas para ti y para los demás.
Una fuente primaria del estrés y la ansiedad es la baja autoestima. La manera más poderosa para librarse de esto es tener una buena dosis de entusiasmo. Cuando llenamos nuestras vidas con acciones constructivas, la autoestima se desarrolla naturalmente. Es resultado de vivir una vida digna de respeto. De esta manera superarás cualquier situación adversa que la vida te presente.
Cuando eres capaz de hacer eso, no sólo te tranquilizarás fácilmente, sino que disfrutarás de todos los diferentes aspectos todos los días. Te sentirás como si la vida es un don que recibes y te convertirás también en un regalo a la vida.
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