Cuando la preocupación te roba tu prosperidadEnfrentémoslo, la preocupación puede y, de hecho, te robará tu felicidad si la dejas. Una de las luchas más grandes que he tenido en mi desarrollo personal fue aprender a sobreponerme a mis propios miedos. Me consumía la preocupación sobre cada faceta de mi vida.
Me preocupaba por las cuentas, me preocupaba si mi hijo podría hacer amigos cuando comenzara el colegio, me preocupaba si iba a tener o no suficiente dinero para comprar alimento, o hacer las reparaciones de la casa y del auto, o para visitar a mis parientes. Si había un día que pasaba en el cual yo no me preocupaba, lo consideraba un milagro de proporciones astronómicas.
Cuando aprendí que esta preocupación que tenía, en realidad, era la causa de mis problemas y no el resultado de ellas, me costó mucho creerlo. Piénsalo por un momento, ¿me creerías si te dijera que tu preocupación es la causa y no el resultado?
¿Me creerías si te dijera que tu preocupación s lo que te está robando tu prosperidad y no al revés?
Cuando me di cuenta por primera vez de este hecho fue como si un foco de luz se hubiese prendido sobre mi cabeza. Comencé a ver las cosas más claramente y comencé a comprender la razón por la cual esto es verdad. Cuando descubrí que estaba embarazada me preocupé tanto por las complicaciones, el aumento de peso, no poder trabajar, etc., que mi nivel de estrés se elevó tanto que terminé con alta presión y un número considerable de otras complicaciones, incluyendo el aumento de peso y no poder trabajar.
En ese momento, esto sólo justificó mis preocupaciones, ya que de hecho, era una víctima de todas las cosas por las que me había preocupado, lo cual sólo me demostró que mi preocupación había sido garantizada.
De lo que no me había dado cuenta es que mi preocupación fue lo que hizo que mi presión subiera, y cuando mi presión comenzó a subir, mi cuerpo no estaba preparado para ello, por lo que se puso en un modo de supervivencia. Así, múltiples complicaciones surgieron y casi pierdo a mi hijo.
Cuando miro hacia atrás y veo aquellos eventos, me doy cuenta de que si hubiese estado en calma y en paz con lo que estaba ocurriendo, todos esos eventos habrían sido evitados. Hoy, cuando siento que las preocupaciones comienzan a dominarme y a robar mi prosperidad, me recuerdo cómo se sintió cuando quedé indefensa ante mis miedos.
Si permites que tu preocupación te robe tu prosperidad, permites que pase mucho más que eso. Toma la decisión de lucharla en cada oportunidad ganando la confianza que necesitas en tus decisiones y capacidades para lograr tus sueños. Tú tienes el control.
Fuente:
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