No nos preocupemos demasiado de los eventos que sucedan en la vida,
ellos están para lo mejor.
No nos preocupemos de lo que son los demás.
No hay pecado, sino falta de madurez.
No nos preocupemos por lo que somos,
sino anhelemos ser realmente lo que somos.
En realidad no nos conocemos;
Dios y el Maestro nos conocen mejor.
Dejemos todo a él y crezcamos como crecen las flores a través de la inextinguible aspiración y el amor de la belleza y la verdad.
En la paz creceremos. “Encuentra la paz aquél en quien los deseos fluyen como los ríos fluyen al océano, no aquel que desea los deseos. Y la paz es el fruto del darse”.
Clara Codd