Los sueños son una puerta al inconsciente, pero también una puerta a los reinos sutiles. Representan largas cartas de tu inconsciente, con frecuencia escritas en un lenguaje extraño y misterioso. Los sueños son también otro portal por el que puedes llegar a conocer a tus ángeles y disfrutar de tu relación. Conectarse de este modo con los Ángeles es fácil y natural; sucede aún cuando no tengamos conciencia de ello.
El estado de sueño es un punto de acceso que ofrece especiales ventajas para nuestros compañeros celestiales, pues cuando dormimos, la mente inconsciente está bien abierta. Desaparecen las resistencias y los bloqueos de la conciencia (el yo) levanta para mantener a raya a los Ángeles. La cualidad fluida y espontánea de los sueños se acerca más al comportamiento de los Ángeles que al estado reglamentado, muy organizado, en el que existimos los humanos en nuestras horas de vigilia.
Con frecuencia nuestros Ángeles se nos presentan en sueños, pero no siempre los recordamos o, si lo hacemos, no siempre los reconocemos. En el sueño pueden aparecer amigos íntimos, pero al despertar nos damos cuenta de que nunca los hemos visto. O pueden presentarse como figuras sabias, poderosas e importantes, no necesariamente con alas u otros símbolos estereotipados de su identidad, tales como arpas y halos.
A veces los Ángeles se presentan bajo formas animales u otras no hacen notar su presencia asumiendo forma alguna, sino que se puede presentar como una luz intensa, blanca o dorada.
Otras veces despertamos con una sensación de bienestar, de que todo está bien, de que estar vivos es una bendición. Tal vez no recordemos siquiera haber soñado, pero el buen humor impregna la rutina normal de la mañana, como la luz del sol al iluminar súbitamente un cielo gris y opaco. Cuando eso ocurre hay una buena posibilidad de que uno de nuestros ángeles haya hecho una presentación estelar mientras dormíamos. Pregunta a tu Ángel cómo puedes reconocer su presencia en sueños.
Todos nos hemos educado en la creencia de que existe una separación entre humanos y Ángeles, si acaso se nos enseñó a creer en los Ángeles. Pero esa separación es sólo un estado de la mente… ¡de nuestra mente, no de la angelical! En nuestros sueños es posible cambiar la mente y superar las barreras mentales que hemos erigido a fin de estar con nuestros Ángeles con toda naturalidad.
Recuerda que no sólo nuestros compañeros nos buscan en el sueño. El Arcángel Miguel es el guardián del tiempo de los sueños, así que puedes invocar su vigilante presencia. Y existe toda una categoría de Ángeles que trabajan con los sueños; su misión es proporcionarnos información mientras dormimos.
Estos Ángeles rara vez hacen notar directamente su presencia en nuestros sueños, como nuestros Ángeles acompañantes. Son primordialmente mensajeros; sólo podemos reconocerlos por los regalos que nos hacen en el sueño.
Los sueños son elusivos. El primer paso consiste en recordar tus sueños, lo que es todo un desafío. Es esencial tener una actitud mental positiva. Basta con comenzar a creer en tus sueños. Cuando creemos en algo, lo valoramos. Cuando valoramos algo, le infundimos energía, y aquello en lo que ponemos energía comienza a crecer.
Si te has pasado la mayor parte de la vida convencida de que no vale la pena recordar los sueños, no esperes despertar mañana con uno sobre la almohada. Inaugurar una nueva creencia requiere tiempo. Pero puedes programar de nuevo tu mente consciente para permitir que te llegue el recuerdo de los sueños. Lo bueno es que puedes esperar confiado. Los sueños pueden tornarse realidad. Y cuando eso ocurre, son manifestaciones del deseo más profundo de nuestro corazón. Ellos nos ponen en contacto con nuestras pasiones.
El deseo apasionado de conectarte con tus Ángeles es la motivación que te permitirá conocerlos en tus sueños. Luego viene la diligencia. Debes estar dispuesta a seguir adelante con el proceso y superar resistencias profundamente arraigadas. Si despiertas con un sueño en medio de la noche, no te muevas y trata de recobrarlo. Revívelo; puedes comenzar con cualquier fragmento que recuerdes y permitir que se expanda. Luego anótalo y ponle fecha antes de volver a dormir.
Cada vez que despiertes después de haber soñado sigue el mismo procedimiento. Si cambias el cuerpo de posición puedes perderlo mientras lo revives; por eso debes permanecer quieta y recordar del sueño todo lo que puedas. Luego anótalo con tantos detalles como recuerdes. Fecha tus sueños. Hasta puedes dar a cada uno un título que lo resuma. Eso te ayudará a recordarlo o hallarlo más adelante.
Existe una resistencia innata a hacer esto y es preciso superarla a conciencia. La resistencia se presenta también en el hecho de que despertemos ciertos sueños porque no tienen sentido o porque no recordamos todos los detalles. Pero a medida que los valores más, descubrirás que la resistencia desaparece.
Por separado te daré algunas maneras de utilizar al dormir y de estimular el recuerdo de los sueños.
Hay que tener en cuenta que, aún después de establecer el contacto del sueño, puedes tener que formular la misma pregunta durante varios días y hasta semanas enteras antes de recibir o comprender plenamente la respuesta. Y quizás no surja en una aparición directa de los ángeles. El sueño en sí puede ser la respuesta a tu Ángel. O quizás se presente en una sola palabra, una imagen o una canción que recordaste al despertar.
La respuesta también puede ser el don de un sueño en el que te encontraste volando, sin esfuerzo y sin alas. Y a veces no llega en un sueño, sino en un suceso o en un instante de súbita iluminación. Tal vez se presente bajo la forma de una llamada telefónica casual, hecha por un amigo, en una frase que leas en el periódico de la mañana, o un fragmento de conversación oído por casualidad en la calle. Lo principal es permanecer alerta y abierta.
La paciencia te permitirá perseverar, aunque no obtengas resultados de inmediato. Te ayudará a tener fe en tus Ángeles, confiando en que, a su debido tiempo, vendrá también de este modo. La fe te gana el cariño de tus invisibles defensores, además de crear un espacio para los milagros, que es donde pululan y prosperan. Los milagros no tienen por qué ser algo que sacuda la tierra. Bien pueden ser pequeños acontecimientos de tu vida diaria que te hagan sentir bien, reír o hasta llorar de felicidad.
Puedes registrar tus sueños en tu cuaderno de Ángeles o aparte, en un diario especial. Cualquiera que sea, ponlo justo a tu cama cuando te acuestes. Si eres de los que no pueden despertar y tomar nota sin tomar primero una taza de café, lavarse los dientes o abrirle la puerta al gato, sería mejor que tuvieras a mano un grabador. El más conveniente es que el que activa con la voz, para que puedas encenderlo sin cambiar de postura.
Los sueños son efímeros. Por eso es mejor anotar (o grabar) lo que recuerdes en cuanto despiertes. Cualquier actividad tal como levantarte o cambiar de posición, puede barrer toda una noche de sueños hacia la oscuridad del inconsciente.
Cuando anotes o grabes lo que ha ocurrido en tu sueño, será útil ponerlo todo el tiempo presente: “Camino por el bosque. Un búho ulula a poca distancia… “Ese búho, sabio ser alado, bien podría ser tu Ángel disfrazado.
A veces, durante el día salen a la superficie fragmentos del sueño; una escena, una sensación, el rostro de una persona. Es importante anotar cualquier cosa que recuerdes, aunque no le encuentres sentido o creas que no tiene importancia. Cada fragmento merece el respeto de u atención: cuando se la concedes, el mundo de los sueños se te revela más y más.
Llevar un diario no sirve sólo para conservar imágenes e información que normalmente olvidarías, sino también para aumentar tu memoria de los sueños. Al dedicarte a escribir lo que recuerdas, refuerzas tu intención en un plano físico. Tu intención se origina en el plano mental. El refuerzo de tu intención obra sobre el inconsciente, así como sobre la conciencia.
Otra ventaja de llevar un diario es que puedes releerlo de vez en cuando. Eso te brinda una idea de dónde has estado y a dónde vas. Puede revelarte sitios de estancamiento y ayudarte a aclarar sueños desconcertantes, que sólo con el tiempo comienzan a tener sentido. Un diario de sueños es una herramienta importante para el crecimiento interior.
El mero repaso de los títulos que diste a tus sueños puede servirte de clave para marcar temas recurrentes y bloqueos interiores de los que no tenías conciencia.
Puedes utilizar tu diario de sueños para desarrollar diálogos con personas, objetos y elementos que aparecen en los sueños. Este es uno de los mejores medios para decodificar la compleja simbología que caracteriza a los sueños. Al dialogar, hablas con aspectos de ti mismo que son inconscientes y aparecen bajo la apariencia de objetos o de otras personas. Los sueños están llenos de chistes y juegos de palabras: otra clave de la presencia angélica.
Da rienda libre a tu imaginación y permítete hablar francamente. Al escribir con libertad puedes descubrir tus sensaciones ocultas, tus miedos y deseos, además de comprender cosas que ocurren en tu vida.
http://hermandadblanca.org/biblioteca/curso-sobre-los-angeles-con-enfoque-metafisico-por-alexiis/angeles-clases-de-6-a-10/