Los mismos ángeles sugieren crear, en cada casa, escuela, hospital o lugar en que se vive en comunidad, un pequeño espacio destinado a ellos. Los altares no tienen por qué ser grandes ni vistosos; pueden ser tan sutiles que incluso pueden llegar a pasar desapercibidos a las personas que comparten vuestro hogar.
La finalidad de un altar es la de crear un centro de fuerza. Seguramente, en tu casa habrá algún área reducida que te sirva como foco espiritual. Si no logras encontrar un lugar, batará una imagen colgada en una pared, y si ni esto es posible, bastará que pensemos mentalmente y con gran intensidad que aquel rincón es “suyo”.
El altar nos recuerda que en la vida hay algo más que la consabida lucha diaria para sobrevivir y alcanzar el éxito. Se trata de un lugar en el que esos pequeños objetos, para nosotros tan sagrados y significativos, pueden estar reunidos y ser tratados con respeto.
Los altares pueden ser colocados en cualquier sitio, en un tocado, en la repisa de una ventana o una mesita de noche. Bastará un jarro con flores frescas, siempre que intencionadamente estén ofrecidas a Él, incluso si no hay una imagen sagrada para atraer al ángel hacia aquel lugar.
Una vez elegido su puesto, visualizad el Ángel en aquel lugar, enviadle constantemente pensamientos de amorosa simpatía, de fraternidad. Por la mañana, párate un momento para una breve plegaria, pedile ayuda y protección para la jornada que comienza.
Por la noche, antes de irte a dormir, dirígele otro breve pensamiento de acción de gracias por el día que acaba de terminar, pidiéndole protección durante la noche para vosotros y para todos tus seres queridos.
No olvides enviarle un pensamiento para la paz y para la serenidad de todo aquello que vive.
En forma aparte te daré oraciones e invocaciones que puedes utilizar, pero lógicamente puedes escribir otras usando tus propias palabras, lo importante es actuar, lanzar al éter las guirnaldas de luz de muchos colores de tus pensamientos amorosos. Siempre hay un Ángel dispuesto a recogerlos y a llevarlos a los pies de Dios.
Puedes sentarte en una silla o sillón delante de tu altar, y cuando te pongas a rezar, encendé una vela o prende un sahumerio. La vela representa tu intensa atención, y el sahumerio y las flores son la oferta de belleza.
Será tu pensamiento el que consagre aquel lugar. Cuando te retires en oración o envíes un pensamiento amoroso, el Ángel allí estará, escuchándote.
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