Esta planta se caracteriza por sus propiedades de equilibrio, ya que su esencia, según la tradición, favorece a los que tienen desarmonía entre cuerpo y alma, al emitir un olor particularmente reconciliador y relajante.
Sin embargo el principal uso en casi todas las culturas, ha sido el del amor; antiguamente, más concretamente el de la reconciliación. En el imperio romano y parte de sus dominios, se impregnaba la casa o el lecho cuando se deseaban solventar las desavenencias matrimoniales, partiendo de la creencia en la relajación, que producía este aroma de limpieza.
APLICACIÓN
En este perfume encontramos dos opciones, unción y vaporización, ambos complementarios y que deben usarse a la vez, pero con moderación. Para ambos casos se requerirá de un estado mental relajado y concentrado en la operación a realizar. Sin embargo es preciso efectuar una matización: tenemos que ver una discusión familiar o de pareja como un distancia-miento tenso entre ambos y no como una ruptura o separación, aspectos éstos muy diferentes. Lógicamente habrá habido una circunstancia o razón que actuando como detonante habrá llevado a la pareja a esa situación, como es evidente, el ambiente puede ser tenso y divergente. El perfume no solucionará el problema que ha provocado la distancia pero sí puede mitigar un poco la posible furia o la negatividad del ambiente, ejerciendo un efecto de relajación entre las personas en litigio, favoreciendo así una disculpa, o tranquilo razonamiento que dé como resultado una reconciliación.
Como que la solución de un problema es buena a cualquier hora, determinar la franja horaria más correcta para el uso de este perfume, sería una incongruencia, con lo que dejamos su uso al operador. Únicamente recomendamos esperar a que la vaporización comience a hacer efecto, antes de intentar solucionar el problema.
Para la vaporización, será conveniente tener en cuenta la importancia de crear un buen ambiente, por lo que recomendamos ambientar toda la casa, a excepción del dormitorio.
Cuando la vaporización esté realizada el operador procederá a realizar la unción. Para ello, entrará en relajación y mentalmente repetirá: “Puedo perdonar, soy capaz de perdonar. Puedo escuchar, soy capaz de escuchar”. Esta sencilla invocación, no será más que una orden, que deberá repetir mentalmente mientras realice la unción. Son unas palabras muy simples, que motivarán su inconsciente y le prepararán para la futura reconciliación, evitando un estado alterado si se produjera una nueva discusión durante la misma.
Sin dejar de repetir la invocación el operador mojará la yemas de sus dedos centrales, con unas gotas de perfume, para después llevar los dedos hacia los siguientes puntos corporales, que deberá tocar e impregnar por espacio de unos tres segundos: entrecejo (con ambos dedos a la vez) sienes, lóbulos (izquierdo con dedo izquierdo y viceversa) y finalmente ambas muñecas cruzando los dedos, es decir, la derecha con el dedo izquierdo y viceversa, manteniendo la posición de la manos unos minutos al tiempo que se medita sobre la solución del problema. Después se podrá pasar al diálogo con la pareja.
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